Puede que nadie recuerde a Stephen Chou pero, en 2012, este investigador de la Universidad de Princeton
descubrió un método para hacer células solares un 175% más eficientes.
Hoy, Chou ha aplicado la misma técnica a las pantallas LED. El resultado
son displays cinco veces más nítidos, más brillantes, más
duraderos y que consumen menos energía. ¿La mejor parte? La patente ya
está en marcha y las veremos pronto.
Lo
que Chou descubrió en 2012 fue un método para aplicar una capa a escala
nanométrica que impedía que la luz se reflejara sobre la célula solar,
logrando que absorbiera el 96% de luz, y aumentando su rendimiento un
175%.
Lo
que sirve para un dispositivo que capta luz, también puede servir, en
teoría, para otro dispositivo que la emite. Aunque las pantallas LED son
energéticamente muy eficientes, tienen un problema: la mayor parte de
la luz rebota sobre la superficie de cristal que cubre la pantalla y
queda atrapada en el interior. De hecho, la luz que percibimos de una
pantalla LED es solo en torno a un 2% o 4% del total que emite.
Chou
ha aplicado la misma técnica a la pantalla, recubriéndola de una red de
fibras de solo 15 nanómetros de grosor e invisibles a simple vista. Esa
retícula redirige los fotones para que lleguen mejor al exterior,
logrando un mayor brillo pero también mejorando sensiblemente la
claridad de imagen.
Por
si esto fuera poco, la tecnología, que Chou ha bautizado como PlaCSH
(Plasmonic cavity with subwavelength hole-array) es muy barata de
producir, y hace que la pantalla necesite menos energía y genere menos
calor, lo que alarga su vida útil. La Universidad de Princeton ya ha gestionado la patente, y es posible que veamos estas nuevas pantallas en los smartphones en unos pocos años.
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