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TROMSO, Noruega (EFE) — El océano glaciar Ártico acaba de cerrar su invierno más "negro", con la menor extensión de hielo registrada desde 1979, unos 12 millones de kilómetros cuadrados -210,000 menos que en el peor año de la serie, 2004-, lo que enciende la 'fiebre' de los estados por acceder a sus recursos.
Estas son las últimas cifras de deshielo conocidas por el FRAM, el nuevo centro de investigación de cambio climático del Norte, situado en la capital del Ártico, Tromso.
Y es que, mientras la fecha en la que el Ártico quedará libre de hielo es aún una incertidumbre -que se mueve entre 2010 y 2040, dependiendo de la institución científica consultada-, no hay duda de que el deshielo y las nuevas posibilidades de navegación harán accesibles atractivas cantidades de petróleo y gas, entre otros recursos, que disputan casi una decena de países.
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