Más temprano, el primer mandatario estadounidense, Barack Obama, recorrió la zona del Ground Zero, donde se lleva a cabo el Memorial del 11-S, a diez años del atentado a las Torres Gemelas.
Obama y su esposa Michelle, aterrizaron en el aeropuerto de John F. Kennedy de Nueva York esta mañana, para participar en los actos conmemorativos que hoy se llevarán a cabo tras meses de preparativos, y en el marco de un fuerte operativo de seguridad.
En situación de máxima vigilancia por temor a un atentado, los Estados Unidos recordarán a los casi 3 mil muertos que dejó la tragedia que la principal potencia económica y militar mundial busca dejar atrás de una vez por todas.
En una rara imagen de unidad, el jefe de Estado y su predecesor asistirán juntos a una ceremonia que se realizará en el lugar donde se erigían las Torres Gemelas del World Trade Center en Nueva York, en presencia de familiares de las víctimas.
El sábado, Obama instó a "un estado aumentado de vigilancia y preparación" y ordenó a su equipo de seguridad nacional "buscar vigorosamente" toda la información de inteligencia sobre esa posible amenaza.
Aseguró, además, que los Estados Unidos no vacilarán más en hacerle frente al terrorismo. "Hoy, el país está fuerte y Al Qaeda está en camino de su derrota. Ellos quisieron aterrorizarnos, pero, como estadounidenses, rechazamos vivir con miedo", afirmó.
La secretaria de Estado, Hillary Clinton, había advertido el viernes que el grupo terrorista "aún busca hacerle mal a los estadounidenses, y en particular apuntando a Nueva York y Washington".
Por su lado, los talibanes afirmaron en un comunicado divulgado en Kabul que ellos no desempeñaron ningún papel en los atentados del 11 de septiembre, tras los cuales los estadounidenses lanzaron su intervención en Afganistán.
"Cada año, el 11 de septiembre recuerda a los afganos un acontecimiento en el cual ellos no jugaron ningún rol, pero que sirvió de pretexto al colonialismo norteamericano para derramar la sangre de miles de afganos inocentes y miserables", escribieron.
En Manhattan, varias barreras policiales fueron instaladas para controlar a los vehículos. Los efectivos revisan los bolsos en el metro y se aumentó el número de patrullas.
Diez años más tarde, los estadounidenses permanecen profundamente marcados por el 11 de septiembre. Casi todos ellos recuerdan qué era lo que estaban haciendo aquel día de cielo azul. Más de un estadounidense sobre dos, según un reciente sondeo, estima que los atentados cambiaron su vida.
Pero después de las guerras en Irak y en Afganistán, que dejaron más de 6.200 muertos y que costaron a los Estados Unidos unos cuatro billones de dólares, muchos parecen deseosos de dar vuelta la página. La muerte de Osama bin Laden, eliminado el 1 de mayo por los estadounidenses en Pakistán, contribuyó a ello.
Durante las conmemoraciones, los Estados Unidos olvidará estos 10 años de guerra, sus profundas divisiones políticas a 14 meses de la próxima elección presidencial, la crisis económica y el desempleo de más del 9%, así como la pérdida para siempre de su sensación de seguridad.
Como en cada aniversario, cuatro minutos de silencio marcarán el domingo -a las 08:46, a las 09:03, a las 09:59 y a las 10:28- los momentos cuando los dos aviones de línea impactaron en las torres del World Trade Center y la hora en la cual se derrumbaron. También se leerán los nombres de los casi 3.000 muertos.
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