Los admiradores de Steve Jobs elogian su capacidad para simplificar
el complicado mundo de la alta tecnología. Los productos que lo hicieron
famoso, desde la Macintosh hasta la iPad, ejemplificaron el minimalismo y la simplicidad de uso, lo que algunos llamarían una experiencia Zen.
“Los productos Apple se definen tanto por lo que les falta como por lo que contienen", escribió este año el columnista de tecnología y cultura pop Jeff Yang en el diario San Francisco Chronicle.
¿Los diseños e innovaciones de Jobs se inspiraron en el Zen de su vida real, como el budismo Zen?
El cofundador de Apple, fallecido este miércoles a los 56 años,
mantuvo una amistad durante décadas con un maestro Zen, que además
presidió su boda y fue nombrado por Jobs como asesor espiritual de la
empresa. Sus vínculos alimentaron esa conjetura.
En su juventud, Jobs hizo un retiro espiritual en la India que le
llevó a adoptar el budismo. Pero el maestro con el que Jobs entabló una
amistad en Estados Unidos era un budista Zen, una tradición arraigada en
Japón.
Según Yang y otros informes de prensa, Jobs estudió en el Centro Zen
de Los Altos en la década de los años 70 y trabó una estrecha amistad
con un maestro Zen de origen japonés, o roshi Kobun Chino Otogawa.
Kobun enfocó su enseñanza en el desarrollo de una práctica de meditación Zen.
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