Los
ingresos de
Edward Davenport dependían de la imagen que proyectaba;
la de Lord británico, rico hasta decir basta, dueño de una mansión histórica de 34 millones de euros y otros tantos lujos, amigo de los famosos y los nobles de Inglaterra,
presidente de
un negocio centenario que prestaba millones de libras a
quien se lo pedía a cambio de que pagaran una pequeña suma que cubriera
la investigación de la solvencia del adeudado.
Hoy se ha descubierto que
todo esto es mentira. Edward
Davenport era en realidad hijo de un restaurador, un arribista social
que se había hecho un hueco en la élite de ricos y famosos ingleses,
había montado su negocio en 2005 y
se dedicaba a cobrar la suma para investigar la solvencia sin prestarle ni un euro a nadie.
Edward Davenport es, en definitva, un fraude. Nadie lo hubiera adivinado viendo su estilo de vida.
Organizaba sórdidas fiestas en su mansión, la misma que se usaba tanto como decorado la
oscarizada El discurso del rey como para películas porno, a las que iban amigos suyos como los príncipes
Enrique y Guillermo de Inglaterra, Kate Moss, el rapero 50 Cent o el secretario de Estado de su gobierno Kenneth Clarke. En ellas,
llenaba la piscina de cognac para que se sirvieran sus invitados.
Su página web recogía las cosas bonitas que habían dicho de él famosos como
Mick Jagger, Al Pacino, Arnie Schwarzenegger, Jeremy Irons, Hugh Grant, Kiera Knightley, Paris Hilton, Simon Cowell y Victoria Beckham (aunque sus nombres solían estar mal escritos), mostraba
un escudo de armas que él mismo había inventado
y mostraba sus propiedades, por valor de 120
millones de euros, en Gran
Bretaña, Tailandia y Mónaco. También se hacía eco de sus generosísimas
donaciones a la caridad. En realidad, era un hombre común que,
en los años 80, se dedicaba a organizar fiestas en las que iba asentando la red de mentiras sobre sus orígenes.
En los 90 fue detenido por evasión de impuestos, pero le dio igual. A
los seis días salió de prisión y siguió haciendo de las suyas...
Hasta hoy.
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