No hace mucho que se nos ha venido encima un satélite, el UARS,
finalmente sin causar ningún daño, cuando la ESA (Agencia Europea
Espacial) anuncia que
el satélite alemán ROSAT podría caer sobre la Tierra en una semana.
Se trata de un telescopio de Rayos X que quedó inutilizado hace 13 años y cuyas
2,4 toneladas de peso podrían impactar contra algún punto de Canadá o Suramérica. Y aún hay más.
En 1990 el ROSAT subió a la órbita terrestre desde Cabo Cañaveral con la misión de observar el Sol.
Hay versiones que difieren sobre las causas de su avería,
desde un virus informático hasta que se quedó “frito” de tanta observación solar.
Lo cierto es que su vida útil no llegó más allá de 1998 y desde
entonces da vueltas sobre nuestras cabezas hasta un momento entre la
semana próxima y comienzos de noviembre en que reentrará a la atmósfera.
Pensando en ese momento el ROSAT fue creado para desfragmentarse en
30 piezas, alguna de las cuales podría alcanzar las 1,6 toneladas de
peso antes de que la fricción desintegre parte de las mismas. Parte, no
la totalidad, ya que la propia Agencia Espacial alemana previene de la
alta posibilidad de que “sobrevivan” grandes fragmentos que podrían ocasionar daños.
Actualmente orbitan nuestro planeta
hasta 15.000 objetos clasificados como “basura espacial”
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