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Juan Luis pone a bailar a unos 15,000 chilenos

EL ESPECTÁCULO DISPARÓ LAS CADERAS Y LA BILIRRUBINA DE LOS CERCA DE 15,000 CHILENOS REUNIDOS EN EL MOVISTAR ARENA.
 Máximo exponente de la fusión de ritmos caribeños, el dominicano Juan Luis Guerra convirtió la noche santiaguina de este viernes en una fiesta de merengue y bachata, con un espectáculo que disparó las caderas y la bilirrubina de los cerca de 15.000 chilenos reunidos en el Movistar Arena. Ícono de la música latina, Guerra y sus quince músicos -entre coristas, percusionistas y las secciones de viento y metales- "prendieron" la fiesta en Santiago y aceleraron los pies del respetable con los "clásicos" románticos y bailables del artista, y con melodías de su último álbum, "A son de Guerra" (2010).
Enfundado en unos pantalones oscuros, con camiseta roja y chaqueta de color marfil -y con su sempiterna visera negra a la cabeza-, el Rey del merengue saltó al escenario para tocar "Apaga y vámonos", tema de corte social que forma parte de "A son de Guerra", uno de los discos de ritmos "más variados" del artista caribeño.
"Buenas noches Chile. Un placer estar con ustedes. Ahora todo el mundo a bailar", sugirió el cantante y compositor, y acto seguido se abalanzó sobre "La bilirrubina", un tema de su quinto álbum, "Bachata rosa" (1990), que levantó instantáneamente al público de sus asientos.
"La travesía", "La llave de mi corazón" y "Bachata rosa", es decir, un merengue, un reguetón y una bachata, demostraron la facilidad del dominicano para fusionar ritmos latinos, y sirvieron como introducción a un popurrí de salsa que transitó, entre otros clásicos del género, por temas como "Razones" o "Carta de amor".
Con un público ya rendido, el caribeño, este vez con guitarra eléctrica al hombro, hizo aflorar su lado más espiritual, con "Son al Rey", un tema que compuso mientras "reflexionaba sobre el Salmo 103", en palabras del propio cantante.

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