Se estima que al menos 14 son civiles. Al Assad había prometido represalias contra quienes reconocieran el Consejo Nacional. Desde marzo, han muerto en total más de 2.900 sirios.
Otros 17 eran miembros del Ejército o de las fuerzas de seguridad.
El presidente Bashar Al Assad, en el poder desde el año 2000, anunció
que sería castigado el reconocimiento del grupo que desde Turquía quiera
convertirse en el órgano político del país, al estilo de Libia.
Se estima que 14 de las muertes se registraron en Homs.
Esta ciudad, en el centro del país, ha sido escenario de los peores
brotes de violencia en las últimas semanas, incluidos una serie de
ataques sin explicar contra funcionarios locales y personal
universitario.
En Dumair, en los alrededores de Damasco, fueron acribillados cuatro familiares de un joven, que había muerto el día antes, al oponerse a que las fuerzas de seguridad
se llevaran su cadáver. Otras cuatro víctimas se produjeron en Hasaka
(noroeste), Hama (centro), Latakia (oeste) y Zabadany, en los
alrededores de Damasco.
Los rurales Comités de Coordinación Local han anunciado que recogieron los
nombres de 180 personas que, al parecer, murieron en Homs en
septiembre, y que otros 73 fueron muertos en los primeros nueve días de
octubre.
La revolución en Siria, que comenzó a mediados de marzo pasado, le ha costado al país la muerte de 2.900 personas, según
cifras facilitadas por Naciones Unidas. Las manifestaciones en sí
mismas han sido esencialmente pacíficas, pero varios soldados suníes han
terminado por desertar y rebelarse contra las fuerzas de seguridad, que
obedecen a la minoría alauita que lidera Al Assad desde el Gobierno y que llegan a representar el 15% de la población.
Por otra parte, las autoridades de Siria no se reunirán en Moscú con miembros de la oposición del país árabe, como había propuesto Rusia.
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