Popularizada en la década del noventa, cautivó a 78 millones de personas en todo el mundo, aunque también despertó polémica entre padres y psicólogos.
Los Tamagotchi toman su nombre de la palabra japonesa "tamago", que en español significa "huevo". El pequeño dispositivo es, en efecto, un huevo electrónico en el que nace una mascota virtual, lista para ser cuidada por su amo a través de unos pocos botones.
En su momento, el 23 de noviembre de 1996 cuando fue lanzada por primera vez,
el producto con forma de llavero era único. No había entonces mascotas
virtuales, como los pollitos, gatitos, dinosaurios o cachorros pixelazos
que ofrecía el Tamagotchi.
Su éxito fue inmediato: 40 millones de unidades vendidas en menos de tres años en todo el mundo. En sus 15 años, llegó a cautivar a 78 millones de personas.
Pero, a pesar del espectacular volumen de ventas, la mascota despertó críticas y hasta se convirtió en motivo de estudios psicológicos y sociológicos. Distintos padres expresaron su preocupación
porque la alarma del Tamagotchi para ser -virtualmente- atendido sonaba
a toda hora, fuese mientras los niños dormían, estaban en clase o
debían estudiar.
También surgieron voces disonantes de expertos en la salud mental, que aseguraban que la mascota no podría reemplazar ni generar los efectos terapéuticos de un animal real, y que, para peor, hasta podría provocar trastornos en la vida social de los niños
al producir dependencia. Otros decían que no era beneficioso para los
más chicos que la mascota virtual naciera, creciera y muriera en un
lapso de 20 a 25 días por el sentimiento de pérdida que eso podía
despertar.
La fiebre por los Tamagotchi no fue sólo una cuestión infantil. Aunque había sido pensado inicialmente para niñas de 6 años y luego para niños, también adolescentes y adultos se vieron atraídos por lo que entonces era una novedad.
Según algunos reportes, la consecuencia fue que cientos de
personas se distrajeran con el juego en sus puestos de trabajo e incluso
provocaron accidentes domésticos o vehiculares por encargarse de alimentar, higienizar o mimar a su mascota virtual.
"Realmente nadie esperaba que se convirtiera en algo tan enorme", afirma Hiraku Minamika, uno de los portavoces de la juguetera nipona Bandai, precursora de los Tamagotchi.
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