Todos los años se transportan miles de millones de
toneladas de alimentos frescos de una punta a la otra del mundo. Para
que los productos lleguen a destino en buenas condiciones se requieren
de vehículos refrigeradores.
Mantener la cadena de frío de alimentos como la
carne, los lácteos, las verduras, las frutas y las hortalizas insume una
gran cantidad de dinero, pero además tiene un impacto negativo sobre el
medio ambiente.El doctor Jorge Yanovsky, presidente del Foro Argentino de Biotecnología, adaptó y mejoró una técnica que ya estaba en existencia, y que permite que la comida se mantenga por meses –e incluso por años- sin perder ninguna de sus propiedades.
Se trata de la liofilización, un proceso por el cual se congela los alimentos y luego se les remueve el agua, permitiendo prolongar su conservación.
A través de esta técnica los alimentos conservan su volumen intacto pero los espacios donde había agua quedan vacíos, reduciendo el peso del producto y dándole textura porosa y crocante.
El producto deshidratado puede ser consumido en ese estado. O, si se lo quiere retornar a su condición original, sólo hace falta sumergirlo en un poco de agua. De esa manera el líquido volverá a ocupar los espacios que habían quedado vacíos y el producto quedará como nuevo.
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