“EL DOMINICANO MUCHAS VECES IGNORA QUE AL OCULTAR SUS ORIGENES ‘AFRO’ SE NIEGA A SÍ MISMO”.
“Juana” se acostumbró a que le digan que el “negro es comida de
puerco”. Aunque intenta ocultar sus rasgos, las cremas alisadoras, los
polvos claros, las extensiones y los lentes de contacto impiden que
logre su sueño de ser “pasable” para la sociedad en que vive. Con
frecuencia le vocean la frase “tenía que ser prieta” y cada vez que la
escucha siente que los “chelitos” invertidos en salón y el cuidado que
pone en no tomar mucho sol, muy poco han servido.
Como “Juana”,
gran parte de los dominicanos rechazan su ascendencia africana lo que se
manifiesta en un claro deseo de ser blancos, situación que surge, de
acuerdo a varias afirmaciones, debido a la trata de esclavos y a las
discriminaciones y prejuicios raciales.
La heroína de esta
historia insiste en que la mamá de su bisabuelo (de parte de madre) era
de origen español, que lo que pasó fue que se “alocó” y se casó con un
“morenito” y ahí fue que “dañó” la raza, pero de no ser por ese “error”
ella hubiera sido “blanquita”, con el cabello “bueno” y la nariz
“finita”, pero que se le va a hacer si ya el palo ta dao´.
Rechazo
De acuerdo a la historiadora Celsa Albert, el problema del rechazo a la
herencia negra en los dominicanos está en la superestructura de la
colonización donde solo privilegiaban lo que fuera español y tanto los
negros como los indígenas eran tratados como inferiores.
“Los
dominicanos y dominicanas son víctimas de ese proceso y no se han
liberado, aunque hay una gran parte que esta liberada o en el proceso de
salir de la superficialidad.
La mayoría del pueblo es
afrodescendiente y podríamos decir que todos lo son porque la cultura no
tiene color y nuestros orígenes se alimentan de tres elementos que son
español, taino y africano”, considera Albert.
El proceso de
“auto-desvalorización” de los dominicanos surge debido a que durante la
época colonial las disposiciones en torno a “el color de piel”, de las
personas, impuestas por el Código Negro Carolino ocasionaban que ser
negro fuera una condena, lo que pasa a formar parte de la manera de
pensar y valorarse.
Las leyes del documento aseguraban que los
negros eran inferiores y tenían que desempeñar “trabajos duros y
prácticos porque su inteligencia no daba para más”.
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