Católicos, santeros, espiritistas, ateos y comunistas se alistan para la llegada de Benedicto XVI este lunes con el mismo fervor que acogió en 1998 a su antecesor, Juan Pablo II. Expectativa por su encuentro con Castro
"Se ha dicho que todo el que quiera ir el lunes a recibir al Papa y luego a la misa lo puede hacer, pero con disciplina, allí estaremos", dijo a la AFP Arelys González, una militante comunista de 50 años y contadora en el hotel Casa Granda, un emblema de Santiago de Cuba, 900 km al sureste de La Habana.
Angel González, de 52 años, que es espiritista y santero (practica cultos africanos),
también dice que estará el lunes en "primera fila" en la misa que
oficiará el Papa en su primera jornada en la isla. "No hay
contradicción, al final todos somos hijos del mismo dios", explicó,
mientras fumaba un habano en un parque.
El pontífice, que llegará directamente a Santiago de Cuba desde México, será recibido en el aeropuerto por el presidente cubano Raúl Castro y por el arzobispo de la zona, Dionisio García, presidente de la Conferencia Episcopal cubana.
A bordo del "papamóvil" recorrerá 12 kilómetros por las empinadas calles
de la ciudad hasta el Arzobispado, donde descansará por "breves horas"
antes de partir a la Plaza de la Revolución "Antonio Maceo", a oficiar
la misa.
Un cordón humano formado por los cálidos, bulliciosos y amables
santiagueros y peregrinos de las vecinas provincias de Granma, Holguín y
Guantánamo saludará al pontífice a su paso.
Para facilitar la concurrencia a las actividades del Papa, el gobierno decretó receso laboral y escolar
en Santiago de Cuba. También regirá uno en La Habana el miércoles, con
ocasión de la segunda eucaristía de Benedicto XVI en la isla.
"Estaremos en la calle con los niños, porque es también una forma de educarlos", explicó a la AFP
la maestra Beatriz Pruna, de 24 años, a las puertas de la catedral de
Santiago. También participará en el recibimiento "El Viejo" Reyes, de 61
años, ateo confeso que se enorgullece de "la hospitalidad" que su
ciudad -ahora adornada con carteles de bienvenida al Papa alemán- brindó
en 1998 a su antecesor polaco. "Pero en la misa no me verás", dijo
entre dientes este "parqueador" de autos, frente a la antigua alcaldía
de Santiago, desde cuyo balcón Fidel Castro proclamó, el 1 de enero de
1959, la victoria contra el dictador Fulgencio Batista tras bajar de las
cercanas montañas de la Sierra Maestra, donde comandó una guerrilla de
25 meses.
Benedicto XVI celebrará la misa desde un púlpito con forma de mitra
papal, armado de estructuras metálicas y flanqueado por gigantescos
machetes (símbolo de la lucha por la independencia) y el monumento
ecuestre del mulato Antonio Maceo, una de las figuras más importantes de
las Guerras de Independencia en el siglo XIX. Desde el altar el Papa
podrá ver tres enormes carteles, dos de contenido religioso y un
tercero, más a la derecha, que muestra a Fidel Castro empuñando un
fusil, con la Sierra Maestra de fondo. "Santiago, rebelde ayer,
hospitalaria hoy, heroica siempre", se lee en el cartel, que en las
noches tiene encendidas unas coloridas luces de neón.
En Santiago de Cuba tuvo lugar la primera acción armada de la revolución de Fidel Castro, con el asalto al Cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953.
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