El área camuflada se puede ver en el centro de este círculo.
Esta noticia podría echar por el
suelo la seguridad de aquellos militares aficionados al uso de rayos
infrarrojos para ver a sus enemigos en la oscuridad. El motivo es que
pronto estos podrían disponer de una tecnología capaz de hacerlos pasar
desapercibidos.
En los últimos años los científicos han
exprimido sus mentes para hacernos invisibles, pero siempre se les
escapaba una cosa: el calor.Según dijeron en el informe publicado en la revista Optics Express, ésta podría usarse a la hora de controlar el calor en sistemas electrónicos sensibles.
Antecedentes
Se han realizado numerosas investigaciones en torno a la posibilidad de fabricar una capa de invisibilidad. El primer estudio en este sentido vio la luz en Reino Unido en 2006.No obstante, todos estos intentos tienen ciertas limitaciones, lejos de parecerse a las capas del mundo de la ficción. Más recientemente, estos esfuerzos se enfocaron también en ocultar objetos en campos magnéticos o incluso aislar el sonido o las ondas sísmicas.
Todos estos proyectos lo que intentan es manipular el movimiento de las ondas y así lograr los efectos de una capa casi mágica.
Sebastien Guenneau del Instituto Fresnel en Francia explicó no obstante que controlar el calor es otra historia.
"El calor no es una onda, simplemente se difunde de zonas calurosas a frías", dijo.
"La matemática y física juegan un papel muy diferente. Por ejemplo, una onda puede viajar largas distancias con poca atenuación, mientras la temperatura normalmente se difunde en distancias cortas".
La capa de 20 aros
La fórmula de camuflaje del calor se basa en los principios empleados en las técnicas de invisiblidad óptica.
Este ángulo de la investigación es distinto al de los que tratan de elaborar una capa que cambie la temperatura y ocultar así objetos, aunque esta última tecnología ha demostrado ser capaz de ocultar un tanque de combate.
Con esta nueva técnica, los investigadores proponen fabricar una capa hecha con 20 aros de material, cada uno con su propia capacidad de difusión, en la medida en que pueda transmitir y disipar el calor.
"Podemos diseñar una capa para que el calor se difunda alrededor en una zona de invisibilidad, que queda protegida del calor", explicó Guenneau.
"O podemos forzar el calor a que se concentre en un espacio reducido, que se calentaría rápidamente".
Esta habilidad de direccionar y concentrar el calor podría usarse por ejemplo en la industria microelectrónica, donde en ocasiones el calor en áreas específicas resulta un reto complejo para los ingenieros.
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