La presentación del reporte "El sucio negocio del lavado de carros en la ciudad de Nueva York" sobre la explotación de los trabajadores, en su mayoría hispanos indocumentados procedentes de México y Centroamérica, coincide con el contrato laboral alcanzado el mes pasado por miles de lavadores de carros en Los Ángeles y más recientemente también en Chicago, donde organizaciones comunitarias demandaron que los dueños de los negocios cumplieran las leyes.
"No me quejo de lo mucho que hago sino de lo poco gano. Fíjese usted, empiezo muy temprano y termino pasada las 8 de la noche por 5.50 dólares la hora y no me alcanza para nada", dijo el poblano Benito Castro entrevistado por AOL Latino.
"A veces nos suspenden con cualquier pretexto. A otros ya no los reciben si protestan. No podemos charlar entre nosotros porque les molesta el español", aseguró Castro que pidió que omitiéramos el nombre del negocio por temor a ser despedido.
Un guatemalteco que sólo se identificó como Artemiro contó que, especialmente en invierno el trabajo es muy duro debido a las bajas temperaturas.
"Nos enfermamos y tenemos que trabajar en esas condiciones porque si no lo hacemos nos corren. Pido que nos den seguro de salud por lo menos", dijo Artemiro.
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