Publicado
por la Academia Estadunidense de Pediatría (AAP), con motivo del inicio
del mes de concientización sobre este mal, cuyo origen aún es
deconocido, la AAP indica que anualmente en Estados Unidos, uno de cada
88 niños es diagnosticado con autismo.
Refirió
que de cifra, reporta un incremento del 78 por ciento desde el año
2000, de acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de
Enfermedades.
El
estudio "Seis trayectorias de desarrollo de los niños con autismo",
coordinado por Christine Fountain, de la Universidad de Columbia, Nueva
York, concluye que los niños cuyos padres se encuentran en los más bajos
estratos socio-económicos son menos propensos a evolucionar que
aquellos de ambientes más favorecidos.
Precisó
que aún cuando la mayoría de los niños diagnosticados conservan la
enfermedad en la adolescencia, existen diferencias sustanciales en sus
trayectorias de desarrollo, lo que explica porque después del
diagnóstico de autismo algunos niños mejoran y otros no.
La
investigación, que se publica esta semana en la revista Pediatrics,
describe las rutas más comunes que los niños con autismo tienen desde el
momento en que se diagnostica y a través de 14 años de edad.
Los
especialistas analizaron el registro anual de los síntomas que se
realiza a seis mil 975 niños con autismo en California nacidos entre
1992 y 2001, y siguieron el desarrollo de la actividad social, su
comunicación, así como trayectorias repetitivas de comportamiento.
Encontraron
que algunos niños mejoraron rápidamente, especialmente en la
comunicación y comportamiento social, mientras otros eran más lentos en
trayectorias y menos propensos a revelar una mejoría significativa.
Sin
embargo, el estudio señaló que respecto a los comportamientos
repetitivos de los menores se mantuvieron relativamente estables.
Alrededor
del 10 por ciento de los niños experimentaron un rápido aumento en su
evolución, en especial mejoraron de forma rápida y pasaron de gravemente
afectados a la categoría de alto funcionamiento, señaló.
Los
investigadores identificaron seis patrones típicos de vida social,
comunicación, y funcionamiento de comportamientos repetitivos.
Estas
trayectorias muestran una heterogeneidad significativa en las vías de
desarrollo, y los niños cuyos síntomas fueron menos severos en el primer
diagnóstico tendieron a mejorar más rápidamente que los gravemente
afectados.
Los
factores socioeconómicos se correlacionaron con los resultados de la
trayectoria, de tal forma que los niños anglosajones y de madres con
buena educación eran más propensos a ser de alto funcionamiento.
Sin
embargo, los niños de minorías con madres con menos educación o
discapacidad intelectual eran muy poco probable que experimentaran un
rápido aumento.
Tomando
en cuenta las diferencias socioeconómicas que se encontraron, los
autores del estudio concluyeron que la igualdad de acceso a la
intervención temprana y el tratamiento de los recursos para los niños
menos favorecidos es de vital importancia.
"Los
niños con autismo tienen heterogéneas vías de desarrollo, y en este
estudio un grupo de niños evidenció un notable cambio en su desarrollo
en el tiempo. Entender lo que impulsa estos resultados es por tanto
fundamental", precisó el análisis.
Los
investigadores aseguraron que aprender más acerca de las
características de la familia de estos niños puede dar forma al
tratamiento de la enfermedad, explorando otras vías para ayudar a la
evolución de los menores autistas en su desarrollo.
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