En un partido que tuvo un final apasionante, el equipo londinense le ganó 4-3 al Bayern Múnich en los penales. El delantero marfileño consiguió el agónico 1-1 a dos minutos del final y convirtió el tanto decisivo en la definición. Thomas Müller había anotado para los alemanes. En el alargue, Robben falló un penal que pudo cambiar la historia
La Champions League tuvo una definición espectacular. Cuando parecía que todo era para el Bayern Múnich, que fue superior y mereció ganar el partido, la historia finalmente se inclinó para el Chelsea.
Un encuentro que fue chato durante los primeros 75 minutos, pero que a
partir de allí estuvo a la altura de la circunstancias y repartió
emociones para todos los fanáticos del fútbol.
Dos goles de cabeza en la emocionante recta final de los primeros noventa minutos, de Thomas Müller (82) para los alemanes y del marfileño Didier Drogba (88) para el rival, habían forzado la prolongación, durante la cual el holandés Arjen Robben (94) falló un penal.
El gran sueño del Chelsea y de su propietario ruso Roman Abramovich
se hizo realidad en la segunda oportunidad, cuatro años después de la
derrota sufrida en su anterior final, en la que los penales sí que lo
habían condenado, ante el Manchester United en Moscú (6-5, también tras
un 1-1).
Esta vez, la serie también comenzó complicada ya que el español Juan Mata erró el primero, pero el resto de sus compañeros (David Luiz, Frank Lampard, Ashley Cole y Didier Drogba) marcaron, mientras que para el Bayern no consiguieron convertir el croata Ivica Olic y Bastian Schweinsteiger.
Este resultado supone el segundo título de la temporada, tras la FA
Cup, y también la salva, después de quedar apenas sexto en la Premier
League, un resultado que lo obligaba además a conquistar la Champions si
quería estar en la próxima edición del principal torneo europeo de
clubes.
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