A medida que sus eventos públicos se hacen menos frecuentes, en ellos Chávez ha estado rogando por una intervención divina, sujetando un crucifijo, a veces besándolo, y jurando que la enfermedad lo ha hecho "más cristiano".
En el caso más reciente, el 30 de abril, a Chávez se le quebró la voz de la emoción al despedirse de sus colaboradores y simpatizantes en Caracas antes de partir hacia Cuba para otro tratamiento.
"Estoy seguro que nuestro Cristo repetirá, continuará haciendo el milagro", expresó el mandatario al besar el crucifijo, arrancando aplausos de su séquito.
Varios analistas opinan que si el gobernante sobrevive al cáncer podría ganar ventaja política en un país de fuerte influencia católica y que tendrá elecciones en octubre, en las que Chávez ha prometido participar.
"Dado que no puede esconder la enfermedad, aunque sí puede esconder su característica y peligro, ha decidido tomar toda la ventaja que pueda y una ventaja es el tema simbólico y religioso", dijo Luis Vicente León, un analista político y encuestador. "Se conecta con la religión, que es relevante para la gente y luego se presentará como el elegido, el curado y sanado por el Señor para seguir conduciendo el país".
El presidente ha alternado entre la emotividad y el optimismo, mencionando a Dios y a Jesucristo en casi todas sus comparecencias televisadas.
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