"Tuve que ir a la
sala de emergencias porque no podía respirar y al hacerme una placa me
descubrieron que tenía los pulmones y el corazón llenos de líquido",
recuerda Sánchez, quien hoy tiene 24 años.
La joven nacida en
Nueva York y de padres dominicanos, estaba sufriendo de una enfermedad
que resulta misteriosa y desconocida para muchas personas: lupus.
"Me
dejaron internada 12 días con tubos en ambos lados del cuerpo para
drenarme los pulmones, y luego de cinco días de exámenes descubrieron
que era lupus lo que tenía", narra la joven residente en El Bronx.
Como ocurre con muchas mujeres hispanas, Sánchez no sabía sobre el mal e incluso —asegura— nunca había escuchado esa palabra.
"Cuando
los doctores me hablaron de la enfermedad me sorprendí. Al principio
pensé que era cáncer y que me iba a morir porque en mi familia hay
historia de cáncer en el hígado", manifiesta Sánchez, quien dice haber
sentido mucho miedo.
"Mi
familia tampoco sabía sobre la enfermedad y cuando les dije de
inmediato se pusieron a buscar información en la Internet", acota la
joven.
En la
mayoría de los casos, como ocurrió con Sánchez, resulta difícil
identificar el lupus y cuando finalmente se hace un diagnóstico es
porque ya está causando serios daños en el cuerpo.
"Dos
meses después que comencé con mis síntomas fui a mi doctora regular
quien me dijo que tenía asma. Ella me daba inhaladores y medicinas y
nada me funcionaba", narra Sánchez.
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