Tan fieles al estereotipo de
guardar para sí sus emociones y a no expresar frontalmente sus
pensamientos en favor de una respuesta amable, cuando se trata de
guardar cosas materiales, los británicos no tienen realmente donde
ponerlas.
Esta es la conclusión del informe del Instituto
Real de Arquitectos Británicos (Riba, por sus siglas en inglés) que
analizó cómo se vive en los hogares del país."La vida contemporánea exige ciertas comodidades que la mayoría de inmuebles no tiene. El problema es que las casas que se construyen ahora están hechas de la misma manera que las de hace 20 años"
Quien escribe debe confesar que cada vez que abre el armario debe hacerlo con sumo cuidado, ya que en un mismo espacio conviven apelotonados una bicicleta plegable, toallas y ropa de cama, pelotas de tenis y latas de atún, junto a una extensa -y colorida- colección de zapatos.
Sin contar con los libros, fotos, maletas viejas y demás objetos de valor sentimental que aún conserva en la casa de sus padres.
Vida contemporánea
Ir de compras puede ser divertido, pero después hay que ver dónde poner las cosas.
También los nuevos diseños, en los que predominan los espacios abiertos, cuentan con menos paredes, y esto hace más difícil la creación de espacios de almacenamiento vertical.
"La vida contemporánea exige ciertas comodidades que la mayoría de inmuebles no tiene", le explicó a la BBC Harry Rich, director ejecutivo de Riba, quien mencionó -además de la falta de espacio para albergar a los aparatos como el lavaplatos, la lavadora y el microondas, entre otros electrodomésticos- la escasez de tomas de corriente.
"El problema es que las casas que se construyen ahora están hechas de la misma manera que las de hace 20 años", argumenta el arquitecto.
El objetivo de este informe, que será utilizado como evidencia por la Comisión de Futuros Hogares que asesora a los encargados de establecer políticas en el área de vivienda, "es asegurarnos de que las casas de las próximas generaciones se adecuen al estilo de vida actual", dice Rich.
Ayudar para tirar
Organizar bien los pocos armarios disponibles resulta crucial.
Sí, por extraño que parezca, uno puede pagarle a una empresa para que lo ayude a desprenderse de aquello que no necesita.
"El fenómeno de las habitaciones abarrotadas es un problema muy común hoy día", le dijo Spellman a la BBC.
"Lo que yo hago es invitar a mis clientes a reflexionar sobre qué es lo necesitan realmente y los aliento a quedarse sólo con lo que les hace falta y tirar lo demás".
"Asimismo", añade, "les doy consejos sobre cómo organizar mejor el espacio en el que viven".
Con o sin ayuda, lo cierto es que nunca está de más deshacerse de lo que no nos hace falta o, aún mejor, ni siquiera comprarlo.
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