NARRAN EL DRAMA DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR
La pequeña Jonaymi es un número más de los casi cuatrocientos niños que han quedado huérfanos en los primeros nueve meses del año 2012, como consecuencia de los feminicidios que han cobrado la vida de 141 mujeres, desde el primer día hasta el 5 de este octubre.
La mayoría de las víctimas eran madres de dos y tres hijos, y muchas de ellas padecieron una terrible secuela de maltratos, amenazas, agresiones físicas y morales por parte de sus parejas, que finalmente las mataron.
En el caso de Jahanmy y sus tres hermanos, también han sufrido en carne viva los maltratos y la violencia que por varios años y de manera inmisericorde ejerció el padre contra su madre, Miguelina Rodríguez, a quien la semana pasada asesinó a puñaladas mientras la mujer trabajaba en un pequeño salón de belleza de su propiedad.
El día de la tragedia, sosteniendo la foto de los quince años de Miguelina, Damaris Montesinos, su madre, narró que Jonathan de Jesús Minaya, golpeaba asiduamente a su esposa Miguelina y estuvo preso en Mao hace más de un año por apuñalarla varias veces en un brazo.
Más de 480 niños, niñas y adolescentes han quedado sin madre como consecuencia de la elevada cifra de feminicidios ocurridos en lo que va de año en el país, y en muchos casos huérfanos de ambos progenitores, cuando el padre se suicida luego de matar a la madre; pero en realidad, las víctimas colaterales de los feminicidios quedan solos por completo, ya que casi siempre la madre va a la tumba y a la cárcel el padre. Sólo en algunos casos de madres asesinadas por su segunda o tercera pareja, los hijos del matrimonio anterior han sido recogidos por el padre divorciado.
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