Las cifras son de un país sin un óptimo incentivo estatal y privado para el emprendedurismo, y las ciencias no son una prioridad. Pero, aunque República Dominicana no es conocida por ser productora de tecnología, sino consumista, hay incipientes innovaciones.
Por citar algunas, en 2006 Donato Padilla Rivas patentizó un baño de vapor, y Héctor Rodríguez y Jorge Giroud una espuela artificial para gallo de pelea con plataforma o base de trébol.
Para 2009, José Alberto Ginebra Giudicelli hizo lo propio con una versión mejorada de su dispositivo publicitario en paragomas; Rafael Peralta Cruz patentizó un descanso para brazos en automóviles.
En 2010, Carlos Reyes Sosa lo logró con un cargador de botellones o garrafas. En 2012, Gustavo Sánchez Díaz y José Vela Alberti consiguieron una patente para un quemador de camisa giratoria para estufa de alcohol no presurizado; Luis Hernández Ventura logró el registro de un teléfono móvil.
¿Y qué es una patente de invención? Es un documento en que oficialmente se le reconoce a alguien una invención y los derechos que se derivan de esta. Según el artículo 3 de la Ley 20-00 sobre Propiedad Industrial: "Una invención es patentable cuando es susceptible de aplicación industrial, es novedosa y tiene nivel inventivo".
En los últimos ocho años, son 377 las patentes y registros autorizados por la ONAPI, 327 (87%) a solicitantes extranjeros, tales como multinacionales farmacéuticas. La mayoría (228) ha sido concedida para diseños industriales, 44 de estas nacionales y 184 extranjeras. Por ejemplo, para un frasco contenedor, un inhalador, mobiliario de cocina, masticador para animales, una caja de cartón, un queso tipo corazón, una percha para traje de baño y un cepillo dental, entre otros.
La patente tiene una duración de 20 años improrrogables. Para mantenerla vigente y también la solicitud, deben pagarse tasas anuales que del primer al cuarto año es de RD$3,885, y de 5 a 9 años, de RD$5,828. Desde que se solicita hasta los trámites de registro se pueden gastar unos RD$35 mil. La Ley 20-00 concede un descuento de hasta 90% a los nacionales sin solvencia económica.
Cuando alguien busca una patente, un equipo de técnicos y abogados de la ONAPI realizan una exhaustiva verificación para determinar si en algún lugar del planeta existe o no un invento similar, según explica Raquel Núñez, subdirectora del departamento de Invenciones de la institución estatal.
A sus más de 70 años, Juan María Arias conversa con DL vía telefónica desde San Juan de la Maguana, donde reside.
Cuenta que fue desabollador y pintor, y se inclinó por mejorar el inodoro. Tiene uno fabricado desde hace nueve años con capacidad para descargarse dos veces sin ser reabastecido y que gasta hasta cinco litros menos de agua. Lo llama Estenio Duple y lo patentizó en 2010. Hace dos años diseñó uno para niños de hasta seis años. "Es una maravilla", dice.
Sin éxito, ha presentado el Estenio Duple a varias empresas, entre ellas una reconocida cadena de ferretería del país que lo rechazó por considerar costoso producirlo. Su creador valora que una unidad se podría vender a unos RD$2,500; el de niños valdría RD$2,200.
Pese a los años que caen sobre su cuerpo y las dificultades para negociar con sus inodoros, asegura que seguirá inventando.
Paragomas criollos para el mundo
Buscando una vía novedosa para hacer negocios y mejorar su economía, hace más de 10 años Ginebra Giudicelli (de 66 años) ideó un dispositivo publicitario en paragomas compuesto por una proporción de dos tercios de cemento, un tercio de caja metálica con iluminación, y un espacio en las dos caras para colocar la publicidad.
Aunque tuvo sus bajas e intentos fallidos, le ha resultado positivo a nivel comercial. La patente de diseño industrial que obtuvo es una de las que más enorgullece a la ONAPI.
Su método publicitario es promocionado por la empresa Soluciones Publicitarias ABC, que fundó en 2007, siendo uno de sus principales productos. Ya es común ver el dispositivo en parqueos de establecimientos comerciales del país.
Aun más, su invención ha recibido protección en México, Estados Unidos, Argentina, Colombia, El Salvador, Honduras, Brasil y la Comunidad Europea.
Inventores y asociados
Una causa común reúne a los interesados. Al menos así ha ocurrido con los 18 miembros que tiene hoy la Sociedad Dominicana de Inventores. Son del grupo que no se ha limitado a los llamados "inventos de patio".
Su presidente, Héctor Antigua, un economista de 56 años, recuerda que la Sociedad la crearon 11 personas en 1999. Esto, a raíz de su participación, junto a otros dos quisqueyanos, en la Primera Olimpíada de Inventores, celebradas en 1998 en Budapest.
En ese evento Fidel Muñiz presentó un dispositivo para la colocación del preservativo masculino -que llamó mucho la atención-; Rafael Ben, un aparato para la rehabilitación en caso de lesiones ortopédicas (ganó medalla de plata y el premio al genio). Antigua presentó el bolígrafo de pistón que puede escribir en ángulos que contrarresten la gravedad (ganó medalla de plata). Este último fue propuesto a seis fabricantes alemanes de bolígrafos, pero no se interesaron.
Antigua ha participado en otros certámenes. Cuantifica en seis sus diseños. Entre ellos está un espejo en el que la persona se mira de frente, pero se ve de espalda; un fonoindicador de llenado para evitar el desperdicio de agua y, su más reciente, la Plataforma HRAD Giratoria de Conteo de Dominó, que presenta celosamente a DL en la sala de su casa. Está construida con materiales reciclados, como tubos y un enganche de cinturón de seguridad.
Su visión es que la HRAD (que significa Héctor Rafael Antigua Diloné) pueda promoverla el Ministerio de Deportes en escuelas, entre jugadores de dominó y amantes de las matemáticas, pues permite hacer pruebas de aptitud o sicométricas y desarrollar la agilidad mental con la suma de las fichas de dominó montadas en la plataforma. Esta redactora y el fotógrafo de DL hicieron una prueba. Ganó el segundo.
Antigua ya organizó su propio torneo en las playas de Najayo y Las Salinas durante la Semana Santa, donde le llamó la atención el alto número de niños y adolescentes con habilidad para sumar las fichas en un tiempo corto.
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