Ikea reconoció que sus sistemas "fallaron" para evitar el uso de mano de obra esclava en Alemania Oriental.
La fabricante sueca de muebles Ikea declaró "lamentar profundamente" su relación con proveedores que usaban prisioneros políticos en la desaparecida República Democrática Alemana, un polémico caso que data de los años 70.
Los resultados del estudio, que fue encargado por Ikea a la firma de consultores Ernst & Young, indican que prisioneros políticos y criminales trabajaron para compañías abastecedoras de la firma.
"Lamentamos profundamente que esto haya sucedido. Usar a prisioneros políticos en la cadena de producción no ha sido aceptado nunca en nuestro grupo", dijo Jeanette Skjelmose, directora de sostenibilidad de Ikea.
El estudio asegura que varios miembros de la compañía tenían conocimiento de que probablemente existían dichas prácticas y, pese a los controles existentes y las sospechas de algunos, no se evitó que se usaran en la producción de sus muebles.
Cuba exonerada
Ikea firmó contratos con el gobierno de Alemania del Este en los año 70.
Por eso, cuando recientemente exprisioneros políticos de la Stasi, la policía secreta de la desaparecida Alemania comunista, aseguraron haber trabajado en el negocio de los muebles, la compañía sueca comisionó una investigación.
La investigación también incluyó los señalamientos de que se hubieran producido prácticas similares en Cuba, pero se determinó que sólo se produjo en la isla unos sofás de muestras que finalmente no alcanzaron los estándares de calidad de Ikea, por lo que no se comisionaron más modelos.
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"Ikea ha expresado que lo lamenta mucho, pero igualmente enfrenta la acusación de que si tenía preocupaciones en aquel tiempo, debió haber hecho más para descubrir lo que sucedió", dice el corresponsal de la BBC en Berlín, Stephen Evans.
Sin embargo, los hallazgos del informe podrían ser usados por grupos de exprisioneros si llegaran a demandar compensaciones.
La compañía dijo que aunque dio pasos para asegurar que los prisioneros no eran usados en la producción de muebles, "está ahora claro que esas medidas no fueron lo suficientemente efectivas", aseguró Skjelmose.
Skjelmose añadió que Ikea tiene en la actualidad uno de los códigos de conducta más rigurosos para sus proveedores y esto, conjuntamente con los abastecedores y las inspecciones externas, reduce de forma efectiva el riesgo de que algo similar se repita.
Por ahora, Rainer Wagner, líder de uno de las agrupaciones de víctimas, aseguró en el pasado que Ikea era sólo una de las varias firmas internacionales que se beneficiaron del uso de mano de obra "esclava" de la Alemania Oriental entre las décadas de los 60 y 70.
"Ikea ha asumido el liderazgo en esto, por lo que estamos muy agradecidos", dijo Rainer Wagner al final de la rueda de prensa en Berlín en la que se anunciaron los hallazgos de la investigación.
Con el reconocimiento de las fallas, se abre las puertas para que los exprisioneros afectados demanden compensacion
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