“¡Hey, Charo, pásame un plato!”, grita entre el bullicio un vendedor
de accesorios de celulares a la habilidosa mujer que se gana el sustento
en los alrededores del recinto.
Mientras se acomoda una gorra gris, Charo dice que todos los días vende entre 375 a 400 platos desechables, a quienes prefieren la comida para llevar.
“Yo me busco lo mío aquí, porque el Gobierno no puede subsidiar los platos. Me gano mis RD$1,200 y mis RD$1,400 diario”, dice.
Charo también vende fundas plásticas y compra algunas raciones de comida para revender.
Largas filas
Cerca de las 11:00 de la mañana la fila se va haciendo más larga y las personas soportan pacientemente bajo el sol o la lluvia. Aunque no siempre es así.
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Mientras se acomoda una gorra gris, Charo dice que todos los días vende entre 375 a 400 platos desechables, a quienes prefieren la comida para llevar.
“Yo me busco lo mío aquí, porque el Gobierno no puede subsidiar los platos. Me gano mis RD$1,200 y mis RD$1,400 diario”, dice.
Charo también vende fundas plásticas y compra algunas raciones de comida para revender.
Largas filas
Cerca de las 11:00 de la mañana la fila se va haciendo más larga y las personas soportan pacientemente bajo el sol o la lluvia. Aunque no siempre es así.
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