Bastantes investigaciones concluyen que el trastorno afectivo
estacional (TAE), que afecta a entre un 1% y 3% de la población, está
ligado a un aumento del apetito y antojo de carbohidratos, que
probablemente son consumidos en forma de “alimentos reconfortantes”
(alimentos que provocan saciedad, letargo, y a menudo están asociados
con el "calor de hogar"). Esto probablemente se debe a los cambios en la
química del cerebro provocados por el cambio en las estaciones y
alteraciones en el ritmo circadiano, el reloj biológico del cuerpo.
Aquellos que no son diagnosticados clínicamente con TAE pueden
experimentar depresión leve o un peor estado de ánimo durante los días
más fríos y menos soleados debido a cambios más moderados en la química
del cerebro. Algunos estudios sugieren una asociación entre la
deficiencia de vitamina D (común en los meses de invierno cuando la
exposición al sol es limitada en la mayor parte del hemisferio norte) y
el estado de ánimo, así que esto puede jugar un papel relevante.
Las personas también pueden ser menos
activas y sociales en el invierno, lo que puede aumentar la ansiedad y
depresión y ocasionar que se coma en exceso a consecuencia del estrés.
Los alimentos reconfortantes generalmente son dulces, grasosos y
ricos en calorías, los cuales pueden ayudar a mejorar temporalmente el
estado de ánimo y aliviar la ansiedad o el estrés. En otras palabras, muchas personas pueden estar automedicándose con estos platillos.
Hay otros componentes que pueden ser biológicos y de comportamiento.
Los alimentos más ligeros y más fríos como las frutas y vegetales
frescos históricamente estaban menos disponibles durante el invierno,
así que puede haber una preferencia inherente para los alimentos que son
de temporada como los vegetales con almidón.
Además, podríamos tener una tendencia genética a buscar alimentos más
ricos en calorías en los meses de invierno porque históricamente la
comida era más escasa en esta temporada.
Finalmente, una ensalada fría refrescante simplemente no sabe tan
reconfortante como un tazón caliente de sopa en un día frío de invierno.
La buena noticia es que hay muchos sustitutos saludables que pueden
saber fantástico. Las sopas y guisos son una idea deliciosa en el
invierno, siempre y cuando no tengan crema o estén llenas de carnes
altas en grasas.
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