Un grupo de cuatro amigos
hambrientos esperaba su comida en un restaurante de Miami. Pero cuando
los platos llegaron a la mesa, nadie pudo probarlos.
Tuvieron que
esperar que uno de ellos -el fanático de la red social Instagram- los
fotografiara cuidadosamente.
Se trata de una rutina que se repite cada vez con mayor frecuencia en los restaurantes del mundo.Leer mas aqui
El incremento de la práctica se debe -principalmente- a la existencia de los teléfonos inteligentes, pues ya no es necesario cargar con aparatosos equipos de fotografía para tomar fotos de calidad. Para que tengan una idea del alcance, ya hay gente como clic Valery Rizzo que ofrece clases de fotografía de comida con el iPhone.
Un reciente artículo publicado en The New York Times explica cómo algunos restaurantes de la ciudad de Nueva York han expresado su disgusto con el hecho de que los comensales tomen fotografías y han decidido prohibir la práctica para evitar que los platos luzcan poco apetitosos o que el resto de los clientes se sienta incómodo, a pesar de la promoción y la publicidad gratis que eso significa.
¿Por qué?
En la nota explican que en el restaurante Momofuku Ko, con una estrella Michelin, se le pidió a una clienta que dejara de tomar fotografías. Ella no tenía idea de la prohibición.En conversación con BBC Mundo, Lemoine compartió sus motivos para inmortalizar lo que está a punto de llevarse a la boca.
"Soy una provocadora de oficio. Me gusta tentar, ver qué piensan los demás, si les apetece lo que estoy preparando o comiendo. Soy una foodie (aficionada a la comida y la bebida) y gracias a mis fotografías he entrado en contacto con otros foodies. Somos como una hermandad".
Para ella, apretar clic a "enviar foto" es como completar un círculo.
"Cuando te tomas la cocina tan en serio como me la tomo yo, cocinas para una audiencia. Cuando muestras en Instagram, Twitter, Facebook o Pinterest las fotos de una ensalada, un plato de sopa, un helado o un mojito, ocurre el milagro y la audiencia se multiplica", explicó.
Sentido común
Ni ella, ni muchos otros blogueros y cocineros de renombre están de acuerdo con prohibir este tipo de prácticas."Todos necesitamos nuestros cinco minutos de gloria. Pero, eso sí, no soy partidaria de ir con trípodes y usar flashes en un restaurante. Nada que pueda importunar a terceros: meseros, cocineros, comensales, cuando se trata del 'acto sagrado' de compartir la mesa", dijo Lemoine.
"No le veo el problema. Creo que si la gente es discreta, no hay razón para que el resto de los comensales se sienta incomodado. Y eso es lo más importante", afirmó.
La discusión en las redes sociales se mantiene. A través de ese medio, la creadora del blog clic A Wife's Charmed Life, Ibyan Sanchez, recopiló una serie de comentarios y recomendaciones que pueden resultar útiles a todos aquellos amantes de retratar lo que comen.
Por un lado, dijoe, los establecimientos están en todo su derecho de prohibir lo que quieran, pero es importante que se lo comuniquen a sus clientes.
Sin embargo, continuó Sanchez, es importante que los empresarios entiendan que hoy en día, inmortalizar lo que pedimos en un restaurante forma parte de la experiencia gastronómica.
Pero eso sí, añadió, "aunque sea nuestro derecho como consumidores, necesitamos ser éticos y discretos mientras lo hacemos".
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