Este vídeo muestra a niños entre 4 y 13 años que fueron entrevistados con permiso de sus padres para que expresaran opiniones sobre dos muñecos.
El experimento no busca acusar a los menores ni se les debe juzgar por
sus sinceras respuestas. En cambio, sirve para comprender que el racismo
no inicia en la adultez, sino en la infancia. Nos debería mover a
reflexión.
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