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Asesinan hombre por creerlo gay


Según una de las versiones del caso, Ever Orozco fue apuñalado el lunes por lanzar un beso a su agresor
WOODSIDE, QUEENS — La esposa del hombre asesinado ayer sólo sabe hablar de lo felices que eran, lo mucho que disfrutaban de la vida juntos, sus viajes, sus aficiones… Ever Orozco, de 69 años, fue mortalmente apuñalado el lunes alrededor de la una de la tarde cuando tras estacionar su auto fue a reunirse con su esposa Alba Orozco, de 64, a la que había dejado frente a la consulta del doctor. Una de las versiones señalaba que Orozco fue atacado luego de lanzar un beso a su agresor, el cual habría confesado a las autoridades que lo hizo porque lo creyó homosexual.
Sin embargo, la noche del lunes, en la Corte Criminal de Queens, el arrestado Steven Torres, de 22 años, sólo fue instruido de cargos por asesinato en segundo grado y posesión criminal de un arma en cuarto grado por la muerte de Orozco.
Según la fiscalía, Torres no enfrenta cargos por crimen de odio porque "no se tienen evidencias sustanciales para la acusación".
La esposa de la víctima relató ayer que ella se sentía indispuesta desde hacía varias semanas debido a una intoxicación alimentaria. Por esa razón, la pareja había suspendido su viaje a Washington DC y, en lugar de eso, acudieron al médico. Estando en la consulta "oí a alguien pidiendo socorro, auxilio, la sala de espera estaba llena y no acudí a mirar. El doctor fue a ver qué pasaba y corrió con la gente. Cuando volvió me dijo: 'Alba ¿tú sabes lo que pasó, quién murió?, ¡fue Ever!'", dijo con apenas un hilo de voz. La mujer —que aún no se ha recuperado de su intoxicación— se levantó de la cama para atender ayer a la prensa. "El hombre que atacó a mi esposo le apuñaló siete veces. Primero lo apuñaló dos veces y se fue por las escaleras, pero luego volvió", manifestó Alba, a la que unos le han dicho que el ataque se produjo porque le quiso robar el auto, otros dicen que el teléfono y otros porque le envió un beso. "Dicen que la policía no debe parar a la gente en la calle, pero ¿qué hacía ese muchacho con un cuchillo de ese tamaño en la calle?", se preguntó amargamente Alba. "Mi esposo nunca mereció eso, mi esposo era un buen hombre, nunca tuvo problemas con nadie, era muy feliz", declaró la mujer. Hace 16 años, Alba y Ever se casaron, era el segundo matrimonio para ambos. Se habían conocido en uno de los viajes de él a Colombia y a ella la enamoró "que era un hombre muy detallista, abierto, muy generoso con todos, amaba a la gente y a sus animales".
Ever se había jubilado hace cinco años como mecánico de la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA) y desde entonces se ocupaba de la casa mientras ella trabajaba en una compañía de limpieza, donde solamente le quedaba un año más para también retirarse.

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