Ya llevamos quince días de colegio y los mocos y
la fiebre ya están campando a sus anchas. Además, con los primeros
fríos mañaneros muchas madres tienden a abrigar a sus hijos en exceso,
lo que se convierte en una fiesta para la expansión de los virus.
Los padres, especialmente los primerizos, tienden a
asustarse mucho cuando miran el termómetro y este pasa de 38 grados.
Pero ante todo conviene no perder la calma,
saber qué hacer y no acudir a urgencias a la primera de cambio ya que,
además del colapso por algo no urgente, conviven virus y bacterias y no
es el lugar más adecuado para un niño.
La fiebre no es algo malo, es una defensa natural del organismo para matar a los virus
(a más de 38 grados mueren). Por lo que antes de plantearte coger el
coche y salir corriendo al hospital no está de más atender a los
consejos de Andrea Masiá de Barbieri, pediatra en Cap Cunit (Barcelona),
médico en la Clínica Maral
y una de las administradoras del famoso grupo de Facebook, «El médico
de mi hijo», un grupo abierto donde varios pediatras y enfermeras
atienden consultas online sin ánimo de lucro.
—¿Qué es la fiebre?
La fiebre, antes que nada, no es un problema, no es un
motivo de consulta, ni un signo de gravedad, salvo situaciones
especiales y puntuales. Digamos que llevar al niño al pediatra porque
tiene fiebre no es un síntoma que nos alarme a los médicos; de hecho,
surgen de inmediato nuevas cuestiones: qué más tiene, qué otros síntomas
acompañan a esa fiebre...
La fiebre, por definición estricta de libro, se refiere a una temperatura axilar por encima de 37,5 grados o
a una rectal por encima de 38 grados. Esto sin tener en cuenta que la
temperatura corporal cambia durante el día y según las estaciones del
año. Por la tarde y en los meses de verano nuestra temperatura corporal
es mayor.
—¿Por qué tenemos fiebre?
La fiebre es una reacción del cuerpo frente a una infección vírica o bacteriana.
Por debajo de los 5 años la gran mayoría de infecciones son causadas
por virus (sobre todo los primeros 3 años de vida). Hay virus que duran
más días que otros y hay niños que reaccionan a ellos con mayor
intensidad (esto no quiere decir que les falten defensas ni nada por el
estilo. Simplemente su reacción es mayor).
—¿Cómo me doy cuenta de que mi hijo tiene fiebre?
Si al tocarlo está caliente, si presenta unas mejillas más
enrojecidas, latidos del corazón o respiración más acelerada, o si tiene
sensación de frío o escalofríos. También puede estar más apagado de lo
normal, aunque hay algunos niños que hablan y se mueven más de lo
habitual con fiebre. Cada madre sabe sin ponerle el termómetro cuando su
hijo tiene fiebre, aunque el método objetivo para valorarla es el termómetro.
Es recomendable tomar la temperatura en la axila o en el recto con termómetros digitales, ya que los electrónicos, para el oído o la frente, son más imprecisos.
—¿Tengo que tratar la fiebre?
La fiebre siempre es un síntoma de algo. Si la enmascaramos
con medicación puede que no podamos ver esos otros síntomas que nos
ayudarán a diagnosticar el problema.
La fiebre protege, defiende y mejora más rápido a los
niños, por lo que insistir en lograr una temperatura baja cuando están
enfermos no es el objetivo. Al hacerlo, de alguna manera, nos ponemos en
el bando malo. Debemos intentar mejorar su confort y si les notamos
demasiado apagados, irritables o molestos administrarles la medicación.
Pero no tenemos que darles el antitérmico ante la primera febrícula;
es muy importante que valoremos al niño en conjunto y veamos si
realmente hace falta medicar. Los antitérmicos más usados son el
paracetamol y el ibuprofeno.
—Otras medidas para mejorar su confort.
No nos olvidemos que lo que queremos es que el pequeño se
sienta bien. Si tiene frío porque está con fiebre y le quitamos toda la
ropa no se encontrará mejor. Una buena opción es un baño templado a
una temperatura agradable para el niño (nunca se recomienda bañar en
agua fría o poner una toalla con hielo). Las bajadas bruscas de
temperatura no están indicadas y pueden ser perjudiciales, y además no
conozco a nadie que sintiéndose tan mal quiera meterse en agua helada.
Lo importante ante todo es que se sientan bien, si quieren estar tumbados o dormir, que lo hagan. Si no quieren comer no es necesario que coman, aunque sería adecuado que se hidrataran.
—¿Es recomendable un tratamiento que alterne el ibuprofeno con el paracetamol?
No es conveniente y no está indicado (salvo en algún momento puntual donde el malestar sea tan grande que sea necesario). A favor tiene pocas cosas
y en contra muchas: errores en las dosis, sobredosificación, aumento de
los efectos secundarios o no permitir actuar a la fiebre.
—¿Cuándo es aconsejable consultar al pediatra?
En niños menores de 3 meses, siempre. Si la fiebre dura más
de 72 horas. Si tiene 40º y no se consigue bajar la temperatura con
facilidad, independientemente de la duración en días. Si el niño está
demasiado adormilado a pesar de suministrar la medicación. Si el pequeño
respira con dificultad.Si presenta una erupción en la piel (granitos).
Además de todo lo expuesto, una madre le llevará al médico
guiándose por su sentido común cuando observe que «no es el mismo de
siempre, le note diferente, o sienta que hay algo que no le guste». Para
los pediatras estas frases suelen ser muy importantes y las tenemos muy
en cuenta.
—Muchos padres temen la fiebre alta porque piensan que puede ir acompañada de convulsiones.
No todos los niños con fiebre tendrán convulsiones, ni
tiene que ser el objetivo bajar la fiebre para que no convulsione. La
única relación que tiene es que hay algunos pequeños (entre el 3 y el
5%) que padecen convulsiones febriles. Se trata más bien de una predisposición individual o familiar (generalmente
la madre o el padre también lo padecieron). Suele suceder antes de los 5
años y es muy raro que ocurra después. No deja ninguna secuela.
—¿La salida de los dientes puede provocar fiebre?
En principio no está demostrado. Aunque debido a que la
erupción de los dientes se extiende a lo largo de muchos meses, es
probable que coincida con algún proceso infeccioso por lo que habrá que
tener las mismas consideraciones.
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