Diseñado para personas que suelen ir de campamento y hacer turismo al aire libre, el FlameStower permite tener energía para sus dispositivos electrónicos donde sea.
La tecnología es muy sencilla. El dispositivo tiene una hoja metálica que se despliega. Un extremo se ubica encima de la llama o de la fuente de calor, mientras que el otro tiene un recipiente con agua que lo enfría. Esa diferencia de temperatura genera la electricidad, amplificada por semiconductores.
Entonces, basta con enchufar el iPhone o lo que se quiera cargar al puerto USB que tiene el dispositivo. Aunque parezca increíble, la potencia de alimentación es exactamente la misma que la de una computadora portátil.
Andrew Byrnes y Adam Kell, los creadores de este revolucionario invento, señalaron que no se trata de algo superfluo, sólo pensado para niños exploradores o alpinistas. Uno de sus objetivos es difundirlo entre aquellos países en los que gran parte de la población no tiene acceso a electricidad corriente, pero sí puede contar con celulares.
Acaban de retornar de un viaje por África, donde el 65% de la población dispone de celulares, pero sólo un 42% tiene electricidad.
El FlameStower está a la venta por 80 dólares y el proyecto se puede apoyar a través de Kickstarter hasta fines de octubre.
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