En pleno siglo XXI el móvil ha pasado de ser un medio
de comunicación a un compañero inseparable. Ya sea hablando o tecleando,
es raro ver a alguien que espera al autobús, pasea por la calle o se
sienta en una terraza sin toquitear el móvil. Lo que seguro que no
sabías es
de qué formas puede tu móvil estropear tu piel: sigue leyendo y seguro que te pasas a la opción de
manos libres.
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Arrugas en el cuello y papada: admítelo, no hay momento
en el que no estés andando, sentada esperando a alguien o en la
consulta del médico y no te entretengas con el móvil, casi siempre en la
misma postura: las manos abajo, el cuello flexionado y la mirada a la altura de los muslos. Pues según los dermatólogos, esta postura favorece la rotura de las fibras de colágeno del cuello y la aparición de arrugas tempranas en la zona, así como de la antiestética papada. ¡Mantén el cuello erguido!
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Arrugas en el contorno de ojos: la letra pequeña y el brillo de la pantalla de los móviles a menudo nos hacen fruncir el ceño y forzar la delicada piel del contorno de ojos. Los expertos recomiendan bajar el brillo en las opciones del teléfono y elegir un tamaño mayor de letra para evitarlo.
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Aparición de manchas: ese calorcillo que sientes en la
cara y en la oreja tras una conversación de dos horas te está
advirtiendo algo, que mantener una fuente de calor pegada a la piel durante un rato largo no es bueno. Ese recalentamiento puede favorecer la aparición de manchas al igual que lo hace la exposición al sol. ¡Mucho cuidado!
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Acné, grasa e irritaciones: la zona en la que se apoya el móvil, más o menos desde la oreja hasta casi la barbilla, acumula mientras hablas sin parar grasa y gérmenes que pueden provocar la aparición de granitos y empeorar el acné. Para evitarlo limpia siempre el teléfono antes de hablar: sobre su superficie se deposita la grasa del rostro y de las manos, además de la suciedad que pueda haber en tu bolso, en tus manos o en cualquier superficie donde lo apoyes.
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