Bajar a La Paz desde la vecina ciudad de El Alto es una ardua misión que cientos de miles de personas emprenden diariamente. El año próximo podrían cambiar el viaje peligroso y caótico por uno de 15 minutos
Alberto Gómez, un limpiabotas alteño de 35 años, va todos los días a trabajar a La Paz. "Muchas veces voy con miedo porque los choferes son unos irresponsables. Van a velocidad, no hacen mantenimiento de sus vehículos y algunos hasta manejan borrachos", dijo a la AFP.
El gobierno de Evo Morales espera tener lista, en marzo, la primera fase de esta megaobra, que comprende un total 9,9 kilómetros en varios recorridos. El fin de la construcción está previsto para agosto, poco antes de las elecciones generales de noviembre en las que el presidente busca renovar su mandato.
Dos líneas descenderán desde El Alto, una de las ciudades instaladas a mayor altura en el mundo, hasta el centro de La Paz y su próspera zona sur, con siete estaciones a lo largo de 7,5 kilómetros.
Una tercera línea, de 2,4 kilómetros de extensión, se dirigirá en tanto hasta la zona norte. El teleférico podrá trasladar 18.000 personas por hora durante 17 horas al día, según el plan.
Daniel Torres, diseñador gráfico en una oficina pública, consideró "trágico" el transporte en La Paz, pero espera que con el teleférico puede cumplir su rutina cotidiana "con mayor comodidad y seguridad".
Obra a toda marcha
La Paz y El Alto, con una población en conjunto de 1,8 millones de personas, están unidas por una ladera en la que hoy se trabaja a toda marcha. La empresa austríaca Doppelmyr, que cobra a Bolivia 234,6 millones de dólares por la obra, moviliza personal, tractores, camiones y excavadoras en la zona.
Entre calles, avenidas, casas y parques, y a lo largo de los cerros, comienzan a levantarse las torres de cemento que servirán de soporte a los cables del teleférico.
La compañía proyecta utilizar helicópteros para enganchar los cables entre las torres, una idea que no parece fácil por el declive de la ladera y los edificios ya construidos.
Además se construyen 11 estaciones para embarcar y desembarcar de las cabinas.
Florencia Huanca, que vende café y pan en un puesto callejero cercano a la estación Mirador, que será un punto de partida en El Alto, está contenta con el nuevo sistema de transporte, pero teme que cuando el teleférico comience a operar tenga que dejar su sitio de trabajo.
"No sé qué va a pasar con nosotros, nos pueden reubicar, porque dicen que va a haber centros comerciales en las estaciones", señaló. La obra va a beneficiar a los más pobres, según el director del proyecto estatal, César Dockweiler.
"Los costos por transporte van a bajar. Y también se beneficiará la gente, porque tardará menos en trasladarse de una ciudad a otra", explicó a la AFP y destacó la seguridad de este sistema. "Prácticamente no hay accidentes", dijo.
En paralelo, las alcaldías de La Paz y El Alto evalúan, junto al Gobierno, diseñar un nuevo esquema de transporte público interconectado con los teleféricos. El nuevo sistema despierta, sin embargo, el recelo de los choferes privados sindicalizados, que advierten presentarán una férrea oposición ante nuevos servicios que les resten espacio.
0 Comentarios