José del Carmen Sánchez Espinal es un hombre pobre, muy pobre. Pero es un padre responsable, muy responsable. Pronto, casi ya va a dejar de montoconchar para sumar lo que produce al sueldo mínimo que gana como empleado de la dirección regional de Agricultura.
¿Qué va a ocurrir que cambiará las condiciones de existencia material de José del Carmen Sánchez?
Pues bien, José del Carmen es padre amoroso y dedicado a la atención de su hijo José Elías Tavárez Sánchez que procreó con María Tavárez de la comunidad de Matalarga donde vivían pero están separados desde hace muchos años.
Sin embargo Sánchez Espinal desde que José Elías estaba chiquito se ocupó de él, no mancaba en entregarle dinero para su alimentación y temprano estuvo atento a su educación en la escuela de la comunidad.
A los 14 años José Elías se graduó de bachiller del liceo matutino Ercilia Pepín. En la actualidad tiene 17 años y cursa el séptimo semestre de la carrera de agrimensura en la UASD-Recinto San Francisco. Explica que no ha terminado debido a que la institución no ofrece todas las materias por semestre.
José del Carmen Sánchez
Otros servicios que ofrece José Elías son deslinde de propiedades, saneamientos, condominios, urbanizaciones, tasaciones, curvas de nivel, investigaciones inmobiliarias, levantamientos catastrales, preparación de expedientes, replanteo de obras civiles y titulación de terrenos en general. El número de su celular es el 829-214-4858.
José Elías el día de su graduación en el 2010.
realizaron a la redacción de EL JAYA José Elías declaró que “todo se lo debo a papá, él es muy amoroso conmigo y se ha ocupado de mi educación, ya yo le ayudo, pero siempre creo que es poco lo que le doy por lo mucho que ha hecho y todavía hace por mí. Yo soy dichoso porque mamá es muy buena conmigo. Yo vivo con ella en Matalarga. ¡Ah, tengo que agradecerle también al agrimensor Vicente Antigua (Buyo) porque en realidad ha sido mi maestro. Lo que debo adelantar es que en la medida que aumenten mis ingresos iré resolviendo las necesidades de cada uno de mis padres para que descansen y vivan tranquilos aunque continúen separados”.
El relato de esta historia viva y familiar es mensaje gráfico y didáctico para que la sociedad toda, comprenda que la responsabilidad con los hijos es labor compartida entre quienes los traen al mundo. No hay que olvidar que de siempre los hijos representan valores económicos para sus padres a quienes les irá mejor si desde pequeños se ocupan de su educación y vigilan su conducta hasta hacerlos útiles.
Via El Jaya
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