Las
personas aquejadas de diabetes tipo I o II saben bien lo molesto que
puede llegar a ser depender de una inyección diaria de insulina, pero
una nueva técnica que están desarrollando en la Universidad Estatal de Carolina del Norte
(EE.UU.) podría mejorar mucho su calidad de vida. Se trata de un
sistema que se vale de nanopartículas y ultrasonidos para reducir la
cita con la jeringuilla a sólo una vez cada 10 días.
La
técnica utiliza nanopartículas de insulina recubiertas de quitosano y
alginato. Ambos materiales son de origen natural (el quitosano puede
encontrarse, por ejemplo, en las gambas, y el alginato en algas) y el organismo se deshace de ellos sin problemas.
Ambos
recubrimientos confieren a las partículas distinta carga eléctrica. Al
ser inyectadas bajo la piel, las nanopartículas forman una red que crea
una reserva de insulina en esa zona. Cuando el paciente necesite una
dosis de insulina para reducir el azúcar en sangre, tan sólo tiene que
aplicar ultrasonidos durante unos segundos en la zona donde se inyectó.
Los
ultrasonidos (que pueden provenir de un pequeño dispositivo de
bolsillo) disuelven parte de la red de nanopartículas, diseminando
insulina en el torrente sanguíneo. El método no evitar depender de la
dosis diaria, pero ahorra los desagradables pinchazos.
Según
los autores de esta técnica, una sola inyección de nanopartículas de
insulina ofrece dosis diarias durante un periodo de diez días. El
procedimiento acaba de ser publicado en la revista Advanced Healthcare Materials, y se ha probado con éxito en ratones. Sus creadores aseguran que es muy prometedor para el tratamiento indoloro en humanos.
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