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Murió "el ladrón del siglo"



Famoso por el asalto al tren de Glasgow en 1963, falleció en Londres la los 84 años. Durante casi cuatro décadas vivió fugitivo en Brasil

Biggs, que se hizo famoso por su espectacular huida a Brasil tras el robo, falleció en una residencia de ancianos en East Barnet, en el norte de la capital británica.
El ladrón, cuyo estado de salud se había deteriorado como consecuencia de varias apoplejías, había sido visto por última vez en público en mayo pasado, cuando asistió al funeral de su compañero de asalto, Bruce Reynols.
Biggs, cuya historia ha inspirado películas, dirigió el llamado "robo del siglo", en el cual él y varios cómplices se llevaron un botín de 2,6 millones de libras (u$s4,2 millones al cambio actual) del tren de Glasgow, la mayor suma robada hasta entonces en un solo asalto.
Los miembros de la banda fueron detenidos un año después, y Biggs, tras ser procesado y condenado a 30 años de cárcel, fue alojado en la prisión de Wandsworth (Londres), pero consiguió fugarse 15 meses después.
El legendario atracador estuvo fugitivo en varios países y se instaló en Río de Janeiro, hasta que en 2001 decidió entregarse a la Justicia británica, porque quería volver al Reino Unido a vivir sus últimos años de vida.
Tras ser encarcelado en el Reino Unido, fue liberado en 2009 por razones humanitarias, ya que se encontraba muy enfermo.

El asalto al tren de Glasgow, considerado el robo del siglo, cumplió su 50° aniversario en 2013, con el recuerdo de la complejidad del método desplegado por los ladrones, que llevaron a cabo un atraco perfecto.
Precisión milimétrica y cuidada preparación fueron los ingredientes para que 17 delincuentes -quince ladrones y dos informadores- entraran en la historia la madrugada del 8 de agosto de 1963 al interceptar y desvalijar uno de los trenes más famosos del Reino Unido, que llevaba un cargamento millonario.
Era el tren correo entre la ciudad escocesa de Glasgow y Londres, que transportaba hasta 126 sacos repletos de dinero procedente de los bancos situados entre ambas localidades, que viajaban al abrigo de la oscuridad y cuyo contenido era conocido por unos pocos hombres.
El tren se paró en forma inesperada bajo el puente Bridego. Bajo uno de los puentes que habían de atravesar aquella noche esperaba la banda de Ronnie Biggs y Bruce Reynolds: 15 ladrones escogidos por las especiales habilidades que podían aportar a una operación que, de producirse de acuerdo con el plan, los retiraría para el resto de su vida.
En torno a las 3:15 AM de la mañana, el tren, que estaba apenas a 65 kilómetros de Londres, se paró inesperadamente bajo el puente Bridego, en el condado inglés de Buckinghamshire.
Era el primer éxito del plan ideado por Reynolds, que con una batería portátil cambió las luces del semáforo y forzó a la maquina a parar tras haber confirmado a medianoche, gracias a un informador en Glasgow, que el tren portaba todos los sacos de dinero de los bancos.
Tenía que ser ésa entre todas las noches la elegida para dar el golpe, puesto que las entidades habían cerrado su ejercicio tres días antes y, tras haber vaciado sus cajas fuertes, enviaban el dinero a Londres para ponerlo a buen recaudo.
A bordo del tren iban el maquinista Jack Mills y su ayudante, que bajó para descubrir por qué se había parado el tren y se dio de bruces con los ladrones disfrazados de soldados, que lo ataron sin mediar palabra y subieron al convoy.
Mills presentó resistencia y fue golpeado con una barra de metal por los delincuentes; fue la única violencia desplegada en la operación, que concluyó en pocos minutos con el robo de 118 de los 126 sacos de dinero, que desaparecieron en el interior de dos furgonetas y un camión.
El plan
Todo salió de acuerdo con un plan que tardó varios años en tomar forma en la mente de Reynolds, que supo de la existencia del tren de Glasgow en una confidencia carcelaria en 1960.
Lo creyó imposible al principio, pero un reencuentro inesperado en Londres con su antiguo compañero Biggs, tres años después, dio alas al proyecto y la reunión de socios para el golpe se completó en pocas sema
nas.
Pero hubo algo con lo que la banda no contó: un tablero de Monopoly que sirvió a los ladrones para relajarse pocas horas después de cometer el robo y en el que quedaron reflejadas sus huellas dactilares, que sirvieron a la policía para identificarlos.
La huida
Intentaron huir, pero sólo lo consiguieron con maestría los líderes: Reynolds, que tras someterse a cirugía estética huyó durante cinco años a México y Canadá y Biggs, que pasó 31 años buscado tras su fuga de prisión en 1965 hasta su captura en 2001, cuando volvió voluntariamente al Reino Unido.
Son los nombres de la leyenda, reverenciados por quienes sueñan con el atraco perfecto y recuerdan que de este (valorado hoy en 47,5 millones de euros) no se recuperó más que una mínima parte.
Biggs, que a sus 83 años permanece ingresado en una residencia, coordinó a los socios; Reynolds, fallecido hace pocos meses, ideó el plan; John Weather, con su cara de niño bueno, encontró refugio sin levantar sospechas; Roger Cordrey avisó de la llegada del convoy... y así hasta completar una banda inspiradora de películas.
"Buster" (1988), asesorada por el propio Reynolds, es la película más fiel, pero otras cintas han contado la historia de una banda que se enfrenta a un robo que parece imposible aunque éste ya no sea en Inglaterra sino en casinos de Las Vegas, con George Cooney y Brad Pitt como cabecillas en "Ocean's Eleven" (2001).

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Ronnie Biggs, el hombre detrás del "robo del siglo"

Ronald Biggs se hizo famoso por robar un tren. Y vivir como una celebridad en Río de Janeiro.
Biggs fue miembro de la banda que el 8 de agosto de 1963 sustrajo US$ 4 millones que estaban siendo transportados en un tren desde Glasgow hasta Londres.
En su momento fue el robo más grande en la historia de Reino Unido y considerado en la cultura popular como "el robo del siglo".
Después de varios operativos, días después la policía capturó a varios de los responsables del robo, entre ellos a Biggs, que se encontraban jugando monopolio con parte del botín en una granja.
Sin embargo, cuando cumplió 15 meses de condena, logró escapar de la cárcel. Durante un tiempo no se volvió a saber de él.
Hasta que en 1974 un informe periodístico lo ubicó en un lugar impensable: Brasil.

La rabia

Ronnie Biggs y su esposa
Ronald Biggs con su novia brasileña Raimunda, con la que tuvo un hijo.
Olvidándose un poco de que era un criminal en fuga, Ronnie Biggs siempre se sintió bien en su condición de celebridad en Río de Janeiro.
Era la vida de un famoso. Los policías que querían atraparlo siempre lo veían en fotos con su piel bronceada, acostado sobre la arena o bañándose en el mar.
Pero eso no era nada. Jack Mills era el operador de tren de esa mañana del 8 de agosto de 1963 y uno de los miembros de la banda lo golpeó fuerte en la cabeza para poder quedarse con el control de la locomotora.
Desde ese día, el operador nunca pudo volver a trabajar. Murió pocos años después.
Y la familia de Mills observaba las mismas fotografías y no podían comprender que Biggs se la pasara tan bien y sin remordimientos en el trópico.
Pero en Brasil había menos rencor y más curiosidad por el famoso ladrón inglés. El ladrón del "robo del siglo".

La señal de la victoria

En 1994 fue fotografiado, sonriente y con una señal de victoria en sus manos, mientras lanzaba su biografía "Odd Man Out".
Entonces cuando ya era un hombre popular, supo capitalizar su controvertida fama saliendo en entrevistas en las portadas de los periódicos y los titulares de las noticias.
También, de alguna manera, se convirtió en una atracción turística.
Ronnie Biggs
Ronnie Biggs pasó 31 años de su vida en el exilio en Brasil. Regresó a Reino Unido en 2001.
Esa fama se expandió por la familia. Su hijo Michael se convertiría con los años en parte de un exitoso grupo de pop juvenil llamado "Balao Magico" (Balón mágico).

Sorpresa

Para muchos la elección de Biggs fue una sorpresa para las autoridades que lo perseguían.
Sin embargo, el país más grande de Sudámerica estaba en 1970 bajo un régimen militar liderado en ese momento por Emílio Garrastazu Médici y tenía problemas más importantes que perseguir a un ladrón de trenes.
Anteriormente Brasil había sido escogido como un refugio para criminales como algunos de los oficiales nazis. El caso más conocido fue el de Josef Mengele, quien residió en el sur del país y también en Paraguay, aunque este de forma clandestina y con otra identidad.
En 1974 cuando estaba a punto de ser extraditado a Reino Unido, anunció que su novia brasileña estaba embarazada, escapando de las rejas una vez más.
Aunque ya había sido descubierto, no continuó la evasión, sino que comprendió que en Brasil podía vivir de ser un "fugitivo".
Entonces comenzó a cobrar por tomarse fotos o por almuerzos con el "famoso ladrón". De hecho llego a vender tazas para tomar café con su imagen.

Barbados

Santa Teresa, una cuna de artistas y vida alternativa, era el perfecto fondo para un hombre que había sido la portada de un disco de los Sex Pistols.
"Por un momento debemos admirar la astucia de Ronald Biggs. Todo lo que hizo en la vida –honesto y deshonesto- él lo hizo de forma maravillosa"
Mario Prata, escritor brasileño
La historia relata que cuando los Rolling Stones fueron a tocar a Río, lo buscaron para tomarse la foto correspondiente.
No hay registro del hecho.
Pero su novela no terminó cuando quedó en evidencia en 1974 por un diario británico. En 1980 vivió otro capítulo memorable.
Miembros del ejército viajaron de forma clandestina a Brasil para capturarlo y llevarlo hasta Barbados, donde podían extraditarlo.
Sin embargo, aunque pudieron capturarlo y llevarlo al Caribe, Biggs se valió de un vacío legal para escapar de nuevo a Brasil.

Brasil en su mente

Cuando decidió regresar, en 2001, a Reino Unido, el escritor Mario Prata intentó reflejar la curiosa mezcla de visiones que atraía el fugitivo británico.
Ronnie Biggs fue puesto en libertad en 2009 por motivos de salud.
"Por un momento debemos admirar la astucia de Ronald Biggs. Todo lo que hizo en la vida –honesto y deshonesto- él lo hizo de forma maravillosa".
Y añadió que "Aunque fuera un criminal, él fue tratado en Brasil como un senador, sin juzgarlo y sin castigarlo".
Pero las autoridades británicas no pensaron lo mismo y apenas tocó suelo inglés fue a parar a un prisión.
Allí estuvo ocho años hasta que fue liberado en 2009 por cuestiones de salud.
Su última aparición fue en marzo de este año, durante el entierro de otro miembro de la banda del robo, Bruce Reynolds. Allí se le vio en una silla de ruedas y con dificultades para hablar.
Sin embargo, el cariño por Brasil nunca murió. Por eso, tal vez, sus familiares quieren esparcir sus cenizas una parte en Londres. Y otra parte en las playas de Río.

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