En cuestión de segundos y en el
propio viñedo, un dispositivo que cumple las funciones de la lengua
humana promete precisar cuál es el momento ideal para retirar las uvas
de la vid y dar inicio al proceso de fabricación del vino.
Sus creadores lo llaman "lengua volumétrica o
electrónica" y funciona mediante el análisis de la cantidad de azúcar
(°Brix), el nivel de acidez total, y el pH de las uvas, según le explicó
a BBC Mundo Ramón Martínez-Máñez, uno de los coautores del estudio que
llevó a cabo al respecto la Universidad Politécnica de Valencia, en
España.La "lengua", que es básicamente un cilindro de acero equipado con electrodos, analizan esta tríada de elementos -los cuales indican el mejor momento para cosechar las uvas-, en el jugo que se obtiene cuando los racimos se machacan.
Tradicionalmente se estimaban en forma individual, con aparatos específicos y en un laboratorio.
Créalo o no, el proceso electrónico es similar a lo que experimentan los seres humanos y los animales cuando el órgano que se encuentra dentro de la boca entra en contacto con algún sabor.
Primero, la lengua de los seres vivos determina si se trata de una sustancia amarga, dulce o ácida. Posteriormente, realiza un proceso más complejo y reconoce si es una fruta, un vegetal o cualquier otra cosa, como refiere Martínez-Máñez.
El primer paso
La lengua electrónica analiza los tres elementos que determinan el lapso ideal para la recolección.
"La recolección es muy importante porque marca el resto de la cadena de fabricación, así que tiene que ocurrir en el momento adecuado: si la fruta está demasiado dulce, la cantidad de alcohol en la bebida no sería la correcta; y si no se recoge a tiempo, se pudre". Añade que, en esta etapa inicial, muchas bodegas dependen de la intuición.
El tiempo que pasa el fruto en la vid depende del tipo de vino que se quiere producir. Por ejemplo, las primeras uvas que se recogen se utilizan para la cava, un vino espumoso similar al que se fabrica en Champaña, una región en el norte de Francia.
Datos
El concepto de la lengua electrónica para el análisis de líquidos se desarrolló hace varios años, cuando se construyeron varios prototipos. Está inspirada en la nariz electrónica, que permite identificar olores utilizando patrones de reconocimiento que son procesados por una computadora.
La cosecha en el Mediterráneo se realiza en agosto y septiembre.
Los datos recabados por el aparato electrónico fueron corroborados por estudios de laboratorio hechos a través de los métodos tradicionales.
Los resultados se acaban de publicar en la revista Food Research International, del Instituto Canadiense de Ciencia y Tecnología de la Comida (CIFST, por sus siglas en inglés), que se especializa en la diseminación de investigaciones de nutrición y alimentos.
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