La crisis de Ucrania está
entrando en una fase nueva y peligrosa. La toma de edificios del
gobierno y la policía en varias ciudades del este del país por parte lo
que algunos describen como activistas pro rusos plantea la posibilidad
de una respuesta firme por parte del gobierno de Kiev.
Esto, a su vez, podría darles a las autoridades
rusas el pretexto que necesitan para movilizar a los militares agrupados
en la frontera de Ucrania, hacia el oeste.
Los pro-rusos tomaron edificios del gobierno y comisarías.
Alternativamente puede ser que Moscú simplemente esté tratando de controlar el contexto de las conversaciones. De cualquier manera, la temperatura está subiendo y una solución diplomática a la crisis parece más distante que nunca.
Entonces, ¿qué pasa con las afirmaciones de las fuentes de la OTAN y los líderes occidentales de que el ejército ruso ya está llevando a cabo operaciones encubiertas en el este de Ucrania?
Las redes sociales dan pruebas de que algunos grupos de hombres, bien armados y equipados de manera uniforme, han participado en una serie de ataques iniciales a edificios de las ciudades del este de Ucrania.
Los hombres armados pro-rusos en Sloviansk no muestran intenciones de cumplir con el plazo establecido por Kiev.
Campaña opositora
Roger McDermott, académico de Estudios sobre Eurasia de la Fundación Jamestown, observa desde hace tiempo al ejército ruso.Su evaluación es que el uso de uniformes y la uniformidad de las armas sugieren que "estos 'militantes' bien organizados tienen todas las características de las fuerzas especiales rusas, o para ser más exactos, las fuerzas especiales de inteligencia militar o Spetsnaz”.
No obstante, advierte que esto es sólo una repetición parcial de la operación inicial llevada a cabo por Rusia en Crimea.
"En la guerra de Crimea", señala, "las fuerzas rusas lanzaron una campaña esencialmente sin oposición para apoderarse de los puntos estratégicos clave y explotar la debilidad del gobierno interino de Kiev".
McDermott afirma que la situación es diferente en el este de Ucrania.
"Las unidades de fuerzas especiales con asistencia local pueden hacerse con el control de edificios estratégicos y las rutas principales, pero si las fuerzas de defensa y seguridad de Ucrania responden, habrá una escalada en la que participarán las fuerzas más convencionales de Rusia, incluyendo la fuerza aérea y las fuerzas terrestres", dice.
Otro veterano analista de asuntos militares rusos, Keir Giles, del Centro de Estudios de Investigación de Conflictos, afirma que está "deprimido pero no sorprendido" por la escalada de los últimos días.
Cuando se le preguntó si cree que esto podría ser el preludio de una acción militar manifiesta de Rusia, responde que es totalmente posible.
"Esto no sólo alimenta la narrativa de Moscú de que garantiza los derechos y las vidas de los ciudadanos rusos en el extranjero, sino también contribuye con el imperativo doctrinario de garantizar la seguridad y la estabilidad en las fronteras de Rusia", dice.
Shock estratégico
Ambos analistas creen que la crisis ha entrado en una fase nueva y quizás crucial. Le pregunté a McDermott si los objetivos de Rusia en todo esto son claros. ¿Moscú está asumiendo un gran riesgo?"Los riesgos son que el ejército y las fuerzas de seguridad de Ucrania pongan más resistencia que la que Moscú prevé, y que todo esto se vuelva prolongado y desordenado", comenta.
Cronología de la crisis
- Noviembre 2013: el presidente Viktor Yanukovich abandona un acuerdo con la UE
- Diciembre: estallan protestas pro-europeas
- 20-21 de febrero 2014: decenas de muertos en enfrentamientos en Kiev
- 22 de febrero: Yanukovich huye
- 27 - 28 febrero: Hombre armados pro-rusos toman edificios clave en Crimea
- 16 de marzo: los votantes deciden la secesión de Crimea en un referéndum en disputa. Rusia más tarde se anexiona la región
- Abril: activistas pro-rusos se apoderan de los edificios del gobierno y estaciones de policía en el este de Ucrania
En su opinión, las principales demandas de Moscú son claras: quiere la federalización de Ucrania y una garantía jurídica de que el país no entrará en la OTAN.
"El Kremlin está jugando una apuesta fuerte y cree que puede ganar", dice.
Por su parte, la OTAN y Occidente parecen tener pocas opciones para influir en los acontecimientos sobre el terreno. Según McDermott, Occidente ha recibido lo que él llama "un shock estratégico".
Argumenta que esta crisis ha puesto de manifiesto las "debilidades en los análisis de la inteligencia de Rusia y la amenaza potencial que puede suponer en Europa del Este.
"Ni los analistas occidentales de la crisis ni los gobiernos pueden hallar la forma de impedir que Rusia logre sus objetivos estratégicos en Ucrania", dice.
"En lugar de pensar con sensatez, vemos sólo vergüenza y nerviosismo", señala.
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