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El perfil del adicto

USO Y ABUSO DE SUSTANCIAS

Santo Domingo
Las conductas adictivas tienen causas múltiples que incluyen factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales.
Según un documento informativo de la Dirección Nacional de Drogas (DNCD), existen rasgos de la personalidad que predisponen al uso de drogas como forma de dar solución a los estados de crisis.
Citando un artículo publicado por la psicóloga forense Antonia María Martín Cruz en la Revista de la Asociación Profesional de Expertos en Ciencias Forenses, el documento señala que algunos de esos rasgos de personalidad que predisponen al uso de la droga son los siguientes:
1. Una actitud pasiva de cara a la vida, y sobre todo, a la solución de problemas.
2. Bajo nivel de tolerancia a frustración, fracaso o dolor.
3. Angustia de separación, aislamiento y dificultades para la interrelación.
4. Dependencia afectiva.
5. Necesidad de dependencia no satisfecha.
6. Deseo inagotable de amor y de aprobación.
7. Falta de confianza en sí mismo.
8. Timidez e hipersensibilidad.
9. Carencia de control interno.
10. Escaso nivel de aspiraciones y relaciones personales.
Factores que inciden en la adicción
Aunque existan adictos que hayan recurrido a las drogas como consecuencia de una personalidad desestructurada, no todo consumidor tiene una personalidad con problemas
Además del perfil psicológico, la adicción entran en juego el perfil social y el contexto en que vive y se desenvuelve el adicto.
En el plano social la dependencia viene determinada por la interrelación de múltiples factores que tienen que ver con la personalidad del individuo y con su entorno más próximo (familia, escuela, grupo de amigos).
Respecto al contexto en que vive y se desenvuelve, un documento informativo suministrado por la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), hace notar que para que un individuo llegue a depender de una droga esta debe existir en el mercado legal o ilegal y la persona debe poder conseguirla con relativa facilidad.
Familia
En cuanto al entorno familiar, el material de la DNCD señala la importancia de las relaciones afectivas que se dan en la familia para el equilibrio emocional de sus miembros. En ese núcleo se produce también el proceso de socialización básica.
Ambos aspectos ñrelaciones afectivas y socialización básicañ son esenciales para la configuración de la personalidad y la conducta de niños, niñas y jóvenes.
“En las familias inestables o con cierto grado de conflictividad se dan en mayor proporción que las demás los comportamientos divergentes”, explica el documento.
Cuando la familia no logra crear el clima adecuado de seguridad y confianza en la etapa de necesaria dependencia de la niñez, la droga puede llegar a sustituir lo que no se dio o fue inadecuado, y la función sería la misma: brindar seguridad y confianza.
Otras veces a través de mensajes verbales y no verbales la familia se encarga de mostrar al niño una serie de actitudes adictivas que tienen que ver con el uso de sustancias, por ejemplo, tabaco, medicamentos o alcohol.
Con estas conductas la familia envía un mensaje sobre la forma de hacer frente a las dificultades de la vida. Y ese mensaje, unido a otras condiciones, puede generar la adicción futura.
Pero cargar sobre la familia todo el peso de la responsabilidad por el problema de la adicción no es justo.
Sociedad
Todo comportamiento se produce en un contexto social y cultural que, a menudo, le da sentido.
Algunas características de la sociedad plantean a los individuos problemas que los conducen o conectan con el abuso de sustancias. Son ejemplos la falta de perspectivas educativas, laborales, profesionales y familiares.
Además, afirma el documento, hay que añadir “los fuertes intereses económicos” que hay detrás de la gran disponibilidad de droga y de la potenciación y mantenimiento de los hábitos de consumo de los adultos, que estimula la aparición de nuevos consumidores entre la población infantil y juvenil.
“A esto se añade el hecho de que las drogas ilegales disponen de mecanismos de coacción social en el seno de la llamada ‘contracultura’ ”, añade el documento.
Publicaciones, películas y canciones incitan al público, de forma directa o indirecta, al consumo de las drogas ilegales mediante la apología de sus efectos.
Para los jóvenes, el consumo de drogas puede ser en principio una forma de protesta.
Según la Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Delito (ONUDD), entre el 3.3 y 6.1 por ciento de la población mundial entre 15 y 64 años ha consumido sustancias ilícitas.
Signos característicos de las adicciones
La psicóloga forense Antonia María Martín Cruz señala que el perfil del consumidor de drogas ha cambiado y hoy se asemeja más a la media de la población. La figura del “heroinómano” conflictivo y demacrado -dice- ha dado paso a la del adulto o joven trabajador que estudia y, en principio, no presenta problemas de sociabilidad, explica un documento.
Este usuario de drogas toma pastillas o cocaína los fines de semana sólo para divertirse y puede no sufrir a corto plazo consecuencias médicas visibles, aunque está expuesto a problemas como fracaso escolar, violencia y dificultades para la inserción laboral o la socialización.
En un artículo publicado en la Revista de la Asociación Profesional de Expertos en Ciencias Forenses, la psicóloga explica que la accesibilidad y bajo precio de estas sustancias y la baja percepción del riesgo que ello conlleva, ha hecho descender cada vez a edades más tempranas el inicio de estos hábitos.

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