Felicia Webb
Somos los que comieron y bebieron nuestros padres y
madres, Sobre todo nuestras madres. La dieta materna antes de la
concepción, asegura un estudio, puede afectar de forma permanente cómo
van a funcionar los genes de su hijo. El trabajo que se publica en «Nature Communications» es el primero que demuestra los efectos de la dieta sobre la salud de la descendencia.
Algunas investigaciones había
sugerido la relevancia de la alimentación de nuestros padres y madres
en los parámetros de salud, aunque los ensayos siempre se había llevado a
cabo en animales. Ahora, los investigadores del MRC International Nutrition Group, de la London School of Hygiene & Tropical Medicine,
han llevado una trabajo ‘de campo’ en una zona rural de Gambia. El área
reúne las condiciones para hacer un trabajo de estas características,
ya que existe una gran dependencia de la población a los alimentos cultivados y al clima marcado por las estaciones, lluviosa y seca, que define dos patrones alimentarios totalmente diferentes.
En total los investigadores han analizado a más de
2.000 mujeres: 84 concibieron a su hijo durante el pico de la temporada
de lluvias y 83 en de la estación seca. Mediante la medición de las
concentraciones de nutrientes en la sangre y con los análisis de
muestras de sangre y del folículo piloso de sus bebés a los 2-8 meses de
edad, los investigadores han visto que la dieta de la madre antes de la concepción tiene un efecto significativo sobre las características genéticas de su hijo.
Modificaciones epigenéticas
Se sabe que la expresión de los genes que se
heredan directamente de sus padres es controlada a través de
modificaciones epigenéticas en el ADN. Una de estas modificaciones,
explican los científicos, consiste en el ‘etiquetado’ o ‘empaquetado’ de
regiones de genes con compuestos químicos llamados grupos metilo: los resultados de este proceso produce el silenciamiento de los genes.
Pero para que este proceso de ‘etiquetado’ se produzca correctamente
hacen falta una serie de nutrientes clave, como el ácido fólico,
vitaminas B2 , B6 y B12 , colina y metionina, que se adquieren a través
de la dieta.
Felicia WebB
Los experimentos en animales ya habían demostrado
que las influencias ambientales antes de la concepción pueden conducir a
cambios epigenéticos que afectan a la descendencia. Un estudio de 2003
encontró que la dieta de un ratón hembra puede cambiar el color del
pelaje de su descendencia modificando permanentemente el proceso de
‘metilación’ del ADN. Pero hasta esta investigación no se sabía si
dichos efectos también ocurren en seres humanos.
«Nuestros resultados representan la primera
demostración en humanos de que el bienestar nutricional de la madre en
el momento de la concepción puede modificar la forma en la que los genes
de su hijo se van a interpretar, lo que tendrá un impacto permanente en su vida», destaca el autor principal del trabajo, Branwen Hennig.
El objetivo final es definir cuál sería la dieta óptima para las madres que impida que se generen defectos en el proceso de metilación
Y eso es algo que se refleja en esta
investigación. Por ejemplo, los bebés concebidos durante la temporada de
lluvias tuvieron una tasas más elevadas de grupos metilo presentes en
los seis genes que se han analizado; además vieron que este proceso
estaba directamente relacionado con diversos niveles de nutrientes en la
sangre de la madre. En concreto, los investigadores vieron que había
una fuerte relación entre dos compuestos en particular -homocisteína y
cisteína- y el índice de masa corporal de las madres. No obstante los
investigadores reconocen que «aunque se han observado estos efectos
epigenéticos», sus consecuencias funcionales siguen siendo desconocidas.
Para Andrew Prentice, catedrático de London School of Hygiene & Tropical Medicine,
«la investigación está dando indicios de que la maquinaria de
metilación puede ser interrumpida por las deficiencias de nutrientes y
que ello puede conducir a la enfermedad. Nuestro objetivo final –afirma-
es definir cuál sería la dieta óptima para las madres que impida que se
generen defectos en el proceso de metilación». Recuerda este experto
que ya se emplean suplementos de ácido fólico preconcepcional para
prevenir los defectos en los embriones, pero «ahora nuestra
investigación apunta hacia la necesidad de un cóctel de nutrientes, que podrían provenir de la dieta o de suplementos alimenticios».
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