Una encuesta de la revista médica The Lancet reveló en noviembre de 2013 que los británicos –hombres y mujeres—tenía sexo menos de cinco veces al mes, una caída con respecto a frecuencias en torno a seis reportadas en 1991 y 2001.
De acuerdo con el doctor Cath Mercer, de la University College de Londres, “las personas están preocupadas por sus empleos y por el dinero”. En declaraciones a la cadena BBC, el experto señaló que las nuevas tecnologías, en particular las tabletas y teléfonos inteligentes, además del acceso a las redes sociales, han contribuido a este descenso de la libido en las parejas del Reino Unido.
Otra encuesta citada por The Daily Mail aseguró que la cuarta parte de los hombres británicos no mantiene relaciones sexuales de ningún tipo, una cifra que se eleva a casi la mitad entre los mayores de 55 años. Ciertamente los súbditos de Isabel II envidian la fama de amantes ardientes que gozan sus vecinos franceses, pero el problema dista de ser endémico.
Japón sufre desde hace años el “síndrome del celibato”, una tendencia entre sus jóvenes que renuncian voluntariamente a vivir en pareja y formar una familia. En 2011 el Instituto Nacional de Investigaciones sobre la Población y la Seguridad Social reportó que el 61 por ciento de los hombres japoneses solteros no tenían compañera y el 25 por ciento rechazaba o al menos no le interesaba el contacto sexual. Casi la mitad de las mujeres se encontraban en una situación similar.
¿Qué ha pasado en el país de las habilidosas geishas y las oiran? El interminable estancamiento de la economía japonesa ha dinamitado las bases de la familia tradicional en ese país. Muchos hombres sufren una pérdida de autoestima porque no pueden desempeñar el papel de proveedores del hogar, a falta de empleos permanentes y bien pagados. No pocas mujeres, en cambio, priorizan su carrera profesional ante el elevado costo de mantener una familia y las dificultades para retornar al mercado de trabajo tras el parto.
En la nación del Sol Naciente han proliferado mundos virtuales donde los jóvenes pueden hallar parejas que no demandan compromiso alguno. Esos universos paralelos y la industria de la pornografía –real o en dibujos animados—han erosionado el ideal de la relación romántica. Entre los hombres japoneses abundan entonces los llamados “herbívoros”, varones que prefieren un videojuego a la compañía íntima de una muchacha.
Obsesión por el sexo, otro mito
Los hombres no piensan todo el tiempo en el sexo. En rigor resulta muy difícil averiguar cuántas veces determinados pensamientos pasan por la mente humana, pero seguramente las relaciones sexuales no cruzan por las neuronas masculinas cada siete segundos, como asegura cierto mito.
Dos investigaciones estadounidenses, una de la Universidad Estatal de Ohio y otra de la Universidad de Chicago han revelado que lo hombres no están obsesionados con el sexo como muchos creen. Además, uno de los estudios reveló cuán poca importancia tienen los pensamientos eróticos frente a necesidades como dormir, descansar, alimentarse y relacionarse con otras personas.
El deseo sexual puede disminuir en los hombres a causa del estrés, que obliga al cuerpo a concentrarse en funciones de supervivencia y reforzar el funcionamiento del corazón y los pulmones, por ejemplo. La falta de sueño también reduce la libido en los varones. Enfermedades como la diabetes, la obesidad y el efecto de algunos medicamentos apagan la fogosidad masculina.
Aunque no existe consenso sobre la relación directa entre los niveles testosterona y el deseo sexual, una reducción marcada de esta hormona también provocaría indiferencia hacia la pareja. Este fenómeno se ha comprobado entre hombres casados y padres primerizos.
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