
Contienen sodio, nitratos, fosfatos y otros aditivos alimentarios que pueden contribuir a un mayor riesgo de insuficiencia cardiaca
Los hombres que comen cantidades moderadas de carne roja
procesada pueden tener un mayor riesgo de incidencia de insuficiencia
cardiaca y de mortalidad, según un estudio que se publica en «Circulation: Heart Failure».
Las carnes procesadas son conservadas mediante sistemas con humo,
curado, salazón o adición de conservantes, como los embutidos (jamón,
chorizo), las salchichas y el bacon.
«La carne roja procesada contiene comúnmente sodio,
nitratos, fosfatos y otros aditivos alimentarios, y las carnes ahumadas y
asadas también poseen hidrocarburos aromáticos policíclicos, que pueden
contribuir a un mayor riesgo de insuficiencia cardiaca», afirma Alicja
Wolk, autora principal del estudio y profesora en la División de
Epidemiología Nutricional del Instituto de Medicina Ambiental del Instituto Karolinska en Estocolmo (Suecia). «La carne sin procesar está libre de aditivos alimentarios y, por lo general, tiene menor cantidad de sodio», añade.
Consumo de alimentos
El estudio 'Cohort of Swedish Men',
el primero en examinar los efectos de la carne roja procesada por
separado de la carne roja no procesada, incluyó a 37.035 varones de
entre 45 y 79 años de edad sin antecedentes de insuficiencia cardiaca,
cardiopatía isquémica o cáncer. Los participantes completaron una
encuesta sobre el consumo de alimentos y otros factores sobre su estilo
de vida y los investigadores les siguieron desde 1998 hasta el momento
del diagnóstico la insuficiencia cardiaca, la muerte o el final del
estudio en 2010.
Tras casi 12 años de seguimiento, los investigadores vieron
que la insuficiencia cardiaca se diagnosticó en 2.891 hombres y 266
murieron a causa de la insuficiencia cardiaca. Los que comieron más
carne roja procesada (75 gramos por día o más) tenían un 28 por ciento más de riesgo de insuficiencia cardiaca en
comparación con los que tomaban menos cantidad (25 gramos por día o
menos) tras ajustar por múltiples variables de estilo de vida.
Aquellos cuya ingesta de carne roja procesada fue más elevada presentaban dos veces más de riesgo de muerte por insuficiencia cardiaca
en comparación con los hombres en la categoría más baja. El incremento
por cada 50 gramos (por ejemplo, entre una y dos lonchas de jamón) en el
consumo diario de carne procesada, elevó un 8 por ciento el riesgo de
incidencia de insuficiencia cardiaca y un 38 por ciento el riesgo de
muerte por insuficiencia cardiaca.
Carnes saludables
Sin embargo, el riesgo de insuficiencia cardiaca o muerte
entre los que comían carne roja no procesada no aumentó. Al inicio del
estudio, los participantes completaron una encuesta con 96 items sobre
su dieta, con los temas sobre la carne procesada centrados en el consumo
de salchichas, embutidos, morcilla y paté de hígado en el último año,
y en relación a la carne sin procesar, centrados en la carne de cerdo y
de ternera, incluyendo la hamburguesa o la carne picada.
Los resultados del estudio acerca del consumo total de
carne roja son consistentes con los hallazgos del Estudio de Salud de
los Médicos, en el cual los varones que consumieron la mayor cantidad
total de carne roja tenían un 24 por ciento más de riesgo de incidencia
de insuficiencia cardiaca en comparación con quienes comían menos.
«Para reducir el riesgo de insuficiencia cardiaca y otras
enfermedades cardiovasculares, se aconseja de evitar la carne roja
procesada en su dieta y limitar la cantidad de carne roja sin procesar a
una o dos porciones por semana o menos», recomienda Joanna Kaluza,
autora principal del estudio y profesora asistente en el Departamento de
Nutrición Humana de la Universidad de Varsovia en
Polonia. «En cambio, hay que llevar una dieta rica en frutas, verduras,
productos de granos enteros, nueces y aumentar las raciones de
pescado».
¿Y en mujeres?
Los autores de este trabajo dicen que esperan encontrar asociaciones similares en un estudio realizado con mujeres. La Asociación Americana del Corazón
recomienda que las personas tengan un patrón de dieta centrado en
frutas, verduras, granos enteros, productos lácteos bajos en grasa,
pollo, pescado y nueces y que limite la ingesta de carne roja y
alimentos y bebidas azucaradas.
Para las personas que tienen que comer carne, los expertos aconsejan que opte por carnes magras y aves sin piel y coman pescado al menos dos veces a la semana, con una alta preferencia por los pescados ricos en ácidos grasos omega-3, como el salmón, la trucha y el arenque.
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