Un estudio científico desvela que cuando nos cubrimos los ojos con cristales tintados somos más atractivos
DE SAN BERNARDO
Es como magia. Una persona cualquiera se pone unas gafas de sol
y gana en atractivo lo que no conseguiría con 20 operaciones estéticas.
Obviamente no vale cualquier clase de gafa, tiene que ser una que se
amolde bien al rostro, pero una vez conseguido eso el fenómeno se
reproduce hasta con el peor parecido.
La doctora Vanessa Brown de
la británica Universidad de Nottingham Trent intentó resolver cuál era
el hechizo que acompañaba a los lentes tintados dando las siguientes conclusiones a la revista estadounidense «Science»:
1-La simetría: poseer unos rasgos más simétricos aumenta el atractivo. Las gafas de sol cubren el rostro y
por lo tanto ocultan eventuales imperfecciones o falta de simetría en
la parte superior del rostro. Si lo feo está cubierto, uno parece más
guapo.
2- El misterio:
los ojos cuentan muchas cosas a aquel que sabe leerlos. La mirada puede
dejar al descubierto gran parte de nuestras emociones y eso nos hace
débiles ante el oponente o, en este caso, el objeto de conquista. «Los
ojos son una fuente inagotable de información y por lo tanto, de
vulnerabilidad ante los demás», explica Brown. Lo mismo ocurre a la
inversa. Al ocultar las pupilas tras unas lentes tintadas somos más insondables, más misteriosos y por lo tanto más atractivos. Un estudio reciente demostró que lo que más atraía a las mujeres de los hombres era no poder descifrar sus intenciones hacia ellas.
El misterio está inevitablemente asociado al sexo. Por algo existe la
expresión «se acabó el misterio». Además se ha demostrado que la gente
que lleva con gafas de sol actúa con más confianza en sí misma e incluso
con cierto egoísmo y eso de nuevo, resulta más atractivo.
3- Se asocia a «lo que mola»: Nuestro imaginario asocia las gafas de sol a las estrellas de cine y al deporte de riesgo. «Al principio las gafas de sol se utilizaban en los deportes de riesgo, como el esquí, la vela o incluso en la aviación»,
recuerda Brown. Además las gafas de sol son un producto relativamente
nuevo. No se empezaron a comercializar hasta los años 20 y su uso no se
extendió al gran público hasta los años 40. Poco después, a partir de
los años 50, las estrellas de Hollywood comenzaron a ocultarse de los
fans con este accesorio. Por eso llevar gafas de sol hace que parezcamos más glamurosos, sofisticados o aventureros.
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