El investigador y su colega, simularon los efectos de la mentira en una población humana virtual. Sus resultados, publicados en Proceedings of the Royal Society B, demostraron que la mentira es esencial para el crecimiento de una red social cohesiva.
De acuerdo con The Conversation la clave para entender la discrepancia es darse cuenta de que no todas las mentiras son iguales. Hay mentiras piadosas o mentiras generalmente aceptadas. Su intención es proteger, beneficiar o ayudar a los demás; es como tranquilizar a un niño en sus esfuerzos por tocar el violín y motivarlo a mejorar en el futuro.
Pero algunas mentiras son egoístas, cuando se usan para la protección de uno mismo, a costa de otra persona, o incluso, mentir para lastimar a otra persona intencionalmente. Estas mentiras están condenadas en la mayoría de las sociedades.
En psicología social, este comportamiento se caracteriza por ser antisocial, en cambio, a las mentiras piadosas se les conoce como prosociales, ya que ayudan a mantener las relaciones en buen estado. Entre dos personas, esta clasificación es intuitiva. Pero, ¿cómo una población entera reacciona a los diferentes tipos de mentiras?
Esta es la pregunta que Barrio y su equipo querían contestar. Para ello, crearon un escenario virtual que podría ser utilizado para construir modelos informáticos. En su escenario, 200 individuos virtuales estaban conectados por relaciones de fuerzas diferentes y a cada uno se le asignó una opinión al azar sobre un tema hipotético.
Sus interacciones uno-a-uno hicieron sus niveles de confianza más débiles o más fuertes, dependiendo del tipo de mentiras que estos individuos utilizaban y los cambios en la red que la sociedad les imponía poco a poco. Algunos individuos eran mentirosos prosociales, cuyas acciones tienen una mayor probabilidad de aumentar la confianza, mientras que algunos eran mentirosos antisociales, cuyas acciones tuvieron una mayor probabilidad de disminuir la confianza.
Los investigadores realizaron el modelo en varias ocasiones, en alrededor de 200 mil interacciones dentro de la población, y registraron cómo evolucionó la estructura del grupo. 200 mil interacciones no es mucho. En el mundo real, esto es algo que se da entre las personas en tres o cuatro días, son el tipo de cosas cuando hay alguna pequeña noticia y todo el mundo se forma una opinión al respecto , dijo Barrio. No es sorprendente que en una población donde todos son honestos, la confianza aumenta con el tiempo y resulta ser un grupo bien relacionado.
Pero cuando Barrio disminuyó el nivel de honestidad en la población mediante la introducción de mentirosos, ya sea prosociales o antisociales, observó un cambio diferente. El engaño antisocial condujo a la fragmentación de la red, formando grupos pequeños y estrechamente conectados de individuos honestos y están débilmente conectados con agentes deshonestos. En un caso extremo, cuando todos los agentes en el modelo sucumbieron a las mentiras antisociales, se destruyó la estructura de la red y ello llevó al aislamiento como consecuencia. El efecto de las mentiras, o mentiras prosociales, no destruye el tejido de la sociedad virtual.
En lugar de ello, la red se divide en dos grandes comunidades con fuertes vínculos sociales entre los agentes honestos con ideas afines dentro de la comunidad y las conexiones débiles entre los dos grandes grupos. Estos puntos débiles se establecen casi exclusivamente por agentes deshonestos, lo que sugiere que la mentira prosocial en realidad podría mejorar la cohesión en una sociedad. En el modelo, el nivel de honestidad y el tipo de mentira es fijo para cada individuo, pero las opiniones pueden cambiar. Al comienzo de cada simulación, cuando a los agentes les fueron asignadas opiniones aleatorias, algunos estaban indecisos.
Barrio y su equipo observaron que la introducción de más opiniones en la red reduce el número de agentes de indecisos y concluyeron que la mentira prosocial en realidad ayuda a la gente a mejorar su mente. Alistair Sutcliffe, experto en ingeniería de sistemas en la Universidad de Manchester, dijo: La novedad de este estudio es la diferenciación entre la mentira social y antisocial. En realidad, la tolerancia depende de la fuerza de la relación. Pero no siempre se tiene un modelo de computadora para averiguar si mentir algo es bueno o malo. Charles Darwin comprendió la naturaleza de las mentiras hace casi 200 años. Miró a su propio hijo, y concluyó: Él es mentiroso, pero es un buen chico.
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