Cada vez son más las mujeres que le escapan a la maternidad. El mandato social de "casarse y tener hijos" quedó vetusto y ahora ellas eligen tomar las riendas de su vida, sin depender de nada ni nadie
"Tengo una vida increíble en muchos sentidos precisamente porque no tengo hijos.
Es simplemente una opción", disparó en medio de una entrevista la
actriz Cameron Diaz, una de las tantas veces que la prensa volvió a
preguntarle cuándo pensaba convertirse en madre. Su colega Helen Mirren
también se suma a la generación childfree: "No tengo instinto maternal alguno. Ninguna mujer debería tener que explicar por qué no tiene hijos".
La intérprete española Maribel Verdú es otra bella mujer que se acopla a esta tendencia y asevera con determinación: "No quiero ser madre. Ni en un futuro cercano ni a largo plazo". Sin hijos y feliz con su elección, Kim Cattrall -una de las protagonistas de la exitosa serie Sex and the city- se sinceró al opinar sobre los niños. "Disfruto de ellos pero no por largos períodos. Son adorables, graciosos y dulces, y luego me dan dolor de cabeza".
La
lista de famosas que no quieren ser madres es realmente extensa, pero
lejos de los flashes y la alfombra roja, cada vez hay más mujeres que
prefieren dedicar su vida a su carrera o a lo que realmente tengan ganas
de hacer. Eso sí, nada que tenga que ver con cambiar pañales o acunar bebés.
Infobae entrevistó a María Alejandra García Ramírez
-licenciada en Psicología, catedrática de la Universidad Azteca (campus
Estado de México) y especialista en asesoramiento psicológico para
niños y adolescentes-, quien analizó el tema y reveló por qué las mujeres de hoy ya no quieren ataduras de ningún tipo.
- ¿Una mujer decide ser madre por instinto o por convicción?
Por convicción.
El instinto, en un sentido ordinario, es el apetito innato o común
propio de individuos de una especie. El instinto materno existe y es el
impulso innato a engendrar. Este impulso es común en todos los
mamíferos. El instinto materno se pone de manifiesto desde la infancia,
cuando las mujeres revelan la tendencia a cuidar muñecas u objetos, en
los que desbordan estos impulsos. Existe un instinto materno y, en menor medida, un instinto paterno.
El
instinto no se ha extinguido, es solamente que se dio un salto
evolutivo socialmente en el que la mujer da preponderancia a lo racional
y objetivo, actuando en función del contexto histórico en el que se
desarrolla en la actualidad. Es por ello que la decisión de ser madre alude más a una convicción que a un instinto.
-¿Por qué hay mujeres que eligen no ser madres?
Porque
existe un cambio de paradigma. Las mujeres toman la decisión de no ser
madres por diversos factores, que van ligados a la evolución cognitiva
que ha tenido la sociedad. El rol, tanto del hombre como de la mujer,
ha cambiado por esas necesidades de adaptación a las nuevas tendencias
sociales: se ha dado prioridad a la resolución de un presente inmediato, dejando a un lado la reflexión de un futuro.
Aunado a esto y gracias a las diversas técnicas de fertilidad, las
mujeres cambiaron la idea de tener una pareja para poder concebir un
hijo y, poco a poco, se ha ido modificando hasta llegar al punto de no depender de nadie y, por tanto, ir postergando la maternidad.
En
nuestro presente, muchas mujeres han decidido no tener hijos, medida
que generalmente es tomada en la etapa adolescente o en la adultez
temprana debido a los cambios físicos, psicológicos y cognitivos por los
que se atraviesa en esta fase del desarrollo humano. Esta decisión
tiende a ser paulatina a través de los años y, como consecuencia, la maternidad se va dejando de lado.
La decisión de una infertilidad voluntaria se va consumando al adquirir distintos roles en el contexto laboral y social:
en la reflexión de los procesos biológicos, psicológicos y de salud
personal que implica un embarazo, sumado a las relaciones de pareja,
que cada vez son más complicadas y efímeras; otras veces, considerando
eventos significativos en su vida que las llevan a tomar esta
determinación.
-Muchas veces
las mujeres tienen hijos sólo por mandato social o familiar o para
retener a su pareja que sí los quiere y no por una convicción realmente
personal. ¿Cuáles son las consecuencias de ello?
En
la sociedad aún prevalece un modelo de vida frecuente y es el hecho de
que una pareja que se casa y forma un hogar estable al poco tiempo de la
boda tiene hijos. Sin embargo, a veces la presión social se vuelve muy incómoda para aquellas personas que quieren esperar para tener un bebé o, incluso, para aquellas que, más allá de desear tener descendencia, tienen dificultades para lograr su deseo.
Existe
una diferencia entre la capacidad de ser madre biológicamente y la
función de la crianza. Para algunas mujeres, un hijo puede ser una
satisfacción, el motivo de cumplir con un deseo personal o una
complacencia a la presión social, ya sea por haberse unido a una pareja o
por estar en edad de concebir un hijo. Sin embargo, este evento puede convertirse también en un factor limitante para la obtención de satisfacciones individuales, al no poder realizar actividades que la compensen a nivel personal y de manera plena.
Las
consecuencias pueden variar, pero las más comunes son: frustración al
no satisfacer a la pareja o familia en ser "una buena madre" y, al darse
cuenta de que su feminidad no se reduce a la maternidad, produce
un vacío existencial y posiblemente una depresión y rechazo hacia los
hijos. También se evidencia la frustración por no poder desarrollar las
actividades que había planeado o siquiera pensado.
-
La tendencia de las mujeres que no quieren tener hijos para priorizar
su carrera profesional o su vida personal se está expandiendo
rápidamente por el mundo, ¿qué sucede en América Latina, en Europa y en
Estados Unidos?
La creciente inserción
laboral de las mujeres -destacando que el trabajo femenino ya no es más
"complementario" al trabajo del hombre-, los grandes cambios sociales,
culturales, económicos, tecnológicos y laborales han modificado
sustancialmente la vida de las personas en este último siglo y, sobre
todo, la de las mujeres. El aumento de la esperanza de vida, su mayor
nivel promedio de educación y la tendencia a tener menos hijos son
factores que han influido en la creciente participación laboral de las
mujeres.
Tanto en América Latina, en Europa y en los Estados Unidos este fenómeno social ha cobrado más fuerza.
Estudios han demostrado que el aumento de mujeres y hombres que
deciden no ser padres es mayor, aunque las consecuencias no se han hecho
esperar: llegó el punto en que es imperante el hecho de tener que aumentar la población de niños y jóvenes. Se han convertido en países de viejos,
trayendo como consecuencia que la fuerza laboral disminuya; a tal punto
que los gobiernos ofrezcan incentivos a quienes procreen.
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