Gran
noticia. Tras dos masivas manifestaciones en la capital húngara,
Budapest (en la imagen la del pasado martes), el gobierno del país ha
decidido retirar su polémico plan
de establecer un impuesto a los ciudadanos por el uso de Internet. El
primer ministro Viktor Orbán acaba de anunciar que cancela el plan
inicial. Una prueba de que manifestarse, protestar y salir a la calle
contra las leyes absurdas, funciona.
El gobierno húngaro pretendía establecer un impuesto de 150 forintos
(unos 49 céntimos de euro/62 céntimos dólar) por cada gigabyte de
tráfico de datos consumido por cada usuario. El impuesto lo pagarían los
proveedores de Internet que, a su vez, lo recaudarían de los
ciudadanos. Sería el primer país en el mundo en imponer semejante
medida.
El
plan causó tal indignación que decenas de miles de ciudadanos salieron a
la calle en protesta.
Hoy
El gobierno de Hungría tuvo que dar marcha atrás con sus planes de cobrar un impuesto al uso de internet por las masivas protestas callejeras.
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