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Arnold Abbott, el anciano defensor de los indigentes que se enfrenta a la ley ( EEUU)


Noviembre 12, 2014

Este miércoles, Arnold Abbott se prepara para recibir una tercera citación judicial por dar de comer a los hambrientos.
Al igual que en la vecina Miami, en la playa de la ciudad estadounidense de Fort Lauderdale son comunes los hoteles de lujo, los cuerpos esculturales y los autos deportivos.
En semejante escenario, decenas de mendigos hacen fila cada miércoles para comer gratuitamente en el puesto de comidas de Arnold Abbott, un chef de 90 años.
Así ha ocurrido durante ocho años pero a alguien le debe de haber molestado que la caridad se ejerza a la vista de todos porque la alcaldía de la ciudad acaba de prohibirlo.
"El problema es que a las autoridades de la ciudad les falta una pequeña cosa de su personalidad, y esa cosa se llama compasión", le dice Abbott a BBC Mundo.
Según la ordenanza, aprobada hace tres semanas, los organizadores de este tipo de acciones no pueden repartir comida a una distancia menor de 152 metros de una zona residencial.
Además, necesitan un baño portátil y deberán cumplir con controles sanitarios.
Desde que la norma fue aprobada, la policía ya le ha desmontado el puesto a Abbott en dos ocasiones. Por cada infracción se enfrenta a una pena de hasta 60 días de cárcel y/o una multa de US$500.
 
Por su compasión, miles de personas le han escrito mensajes de agradecimiento en los últimos días.
Este miércoles, se prepara para recibir una tercera citación judicial, pero está por ver si el alcalde, Jack Seiler, dará su brazo a tocer ante la mala prensa que está recibiendo su ciudad.

Turismo

Por su rebelión contra una ordenanza percibida por muchos como injusta, Abbott se ha convertido en un héroe de internet.
"Soy atea pero si creyera en Dios le daría las gracias por haberte creado a su imagen y semejanza", le escribió Donna Cherwinski en un mensaje de Facebook que Abbott leía con su voz quebrada por la edad el pasado domingo frente a su computadora portátil.
Como Cherwinski, miles de personas le han escrito mensajes de agradecimiento en los últimos días.

Abbott cree que la alcaldía se propone echar a los indigentes de Fort Lauderdale porque espantan el turismo.
Abbott ha inspirado a otros activistas locales.
"La playa es hermosa. Y siento que los mendigos tienen el mismo derecho que cualquier persona que venga a disfrutar las bellezas de la playa y comer al lado del agua".
Por su clima benigno los indigentes del sur de Florida pueden pasar el invierno en la calle sin riesgo de morir congelados, como ocurre con frecuencia en el norte del país.
No existe un censo de indigentes en Fort Lauderdale, pero su número en el condado ronda los 10.000, según los activistas de la organización fundada y dirigida por Abbott, Love Thy Neighbor.
Los indigentes de la zona, como es de esperar, sienten gran agradecimiento por Abbott. Cuando la policía apareció en la playa la semana pasada, los presentes corearon su nombre.
"Es un gran hombre", dice Paul Ranni, 59, quien vive en las calles de la zona desde hace décadas.
Ranni siente que las autoridades no hacen nada para ayudarles. Se queja de que la policía les acusa de falsos crímenes e infracciones, como robos.

Dependencia

 
El alcalde Seiler asegura que la ley debe ser cumplida.
Fort Lauderdale no es la única ciudad de Estados Unidos que establece una medida contra la caridad en público.
Al menos 31 alcaldías de EE.UU. han aprobado prohibiciones o restricciones a la entrega de comida gratuita, o tienen planes de hacerlo, según un conteo de la Coalición Nacional para los Mendigos.
Los defensores de estas normas creen que dar de comer a los pobres es perjudicial porque les mantiene en una situación de dependencia.
El alcalde Seiler le dijo a BBC Mundo que su ciudad "está a la vanguardia" de la asistencia a los desamparados. Entre otras medidas, Seiler dijo que su ciudad provee a los indigentes de asistencia sanitaria y para encontrar hogar.
"Creemos en un enfoque integral y no en acciones fragmentadas", dijo Seiler, quien elogió a Abbott por su compasión y le encomendó a que dé de comer dentro de las iglesias, como hacen otras organizaciones caritativas en la ciudad.
Seiler le recordó a Abbott que este miércoles deberá acatar la ley.
"La ley es la ley. Sería un escándalo no solo nacional, sino internacional, si yo de repente decidiera que se haga cumplir de modo selectivo debido a la atención de los medios de comunicación", dijo Seiler.
 
Abbot es apodado "Don Quijote".
Pero lo cierto es que la policía ha respondido de manera desigual. Este lunes, al tiempo que Seiler daba su entrevista a BBC Mundo, el activista Aaron Jackson fue multado por dar pizzas frente al edificio de la alcaldía.
Sin embargo, un día antes los agentes dejaron pasar las acciones de otro activista, Charles Lachaine, quien instaló un tenderete con un gran cartel que decía "Free Food" (Comida Gratis) en una de las calles principales de la ciudad, junto al parque Stranaham.
"Estoy siguiendo los pasos de Abbott", dijo Lachaine, un joven que se dedica a la construcción y que dijo sentirse inspirado por el anciano activista.
Abbott, que es veterano de la II Guerra Mundial y trabajó como representante de joyerías, comenzó su defensa de los más necesitados a edad tardía. Inspirado por su difunta esposa Maureen fundó una escuela culinaria para formar a indigentes y darles oportunidades de trabajo.
Algunos de los graduados ahora trabajan en Europa y otros lugares de Estados Unidos, según Abbott.
Por su idealismo, su esposa le apodaba Don Quijote. En el salón de su casa tiene varias figuras del símbolo de la literatura en español.
Como Don Quijote, él promete continuar su lucha "contra los molinos de la injusticia".



Noviembre 6, 2014
Un hombre de 90 años de Florida enfrenta cargos por alimentar a indigentes
Un hombre de 90 años de Florida enfrenta cargos por alimentar a indigentes
Arnold Abbott entregó cuatro platos de comida a personas sin hogar en un parque del sur de Florida en Estados Unidos. Entonces la policía impidió que el hombre de 90 años sirviera otro plato. "Un oficial dijo: 'deja ese plato ahora'; como si tuviera un arma", contó Abbott.

A Abbott y dos pastores en Fort Lauderdale, Florida, los acusaron de alimentar en público a personas sin hogar este domingo, debido a que un nuevo decreto en la ciudad prohíbe el intercambio público de alimentos, reportó la filial de CNN, WPLG.
Ahora enfrentan una posible condena en la cárcel y una multa de 500 dólares, dijo WPLG.
A pesar de algunas críticas de los defensores de las personas sin hogar, los funcionarios de la ciudad prometieron que harán cumplir las nuevas reglas.
"No dejaremos de hacer cumplir la ley solo porque hay atención de los medios. Hacemos cumplir las leyes aquí en Fort Lauderdale", dijo el alcalde Jack Seiler a WPLG.
Defendió la ley en una entrevista con el diario Sun-Sentinel.
"No estoy satisfecho con tener un ciclo de personas sin hogar en la ciudad de Fort Lauderdale”, dijo Seiler. "Ofrecerles una comida y mantenerlos en ese ciclo en la calle no es productivo”.
Pero Abbott, quien ayuda a alimentar a las personas sin hogar en el área por medio de su organización sin fines de lucro, Love Thy Neighbor, desde 1991, dijo que las autoridades apuntan a los residentes más vulnerables de la ciudad.
"Estos son los más pobres de los pobres. No tienen nada. No tienen un techo sobre la cabeza", dijo. "¿Quién puede rechazarlos?".
Recientemente, la ciudad aprobó restricciones para el intercambio de alimentos.
"La ciudad aprobó un decreto que nos requería tener un baño portátil. Es ridículo. Todo fue diseñado para que Fort Lauderdale se deshiciera de sus personas sin hogar", dijo Abbott. "La policía me dijo que cualquiera que tocara un pan… cualquiera que estuviera involucrado, sería arrestado".
Es una batalla que Abbott ha luchado antes. En 1999 demandó a la ciudad por prohibirle alimentar a personas sin hogar en la playa; y ganó, según WPLG.
Dijo que la amenaza de cargos no detendrá que lo haga de nuevo.
"No tengo miedo de la cárcel. No busco ir, pero si tengo que hacerlo, iré", dijo.
Este miércoles, Abbott dijo que estará en la playa de Fort Lauderdale, listo para servir otra comida.

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