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El FBI espió a Gabriel García Márquez durante 24 años, según el Washington Post
Los archivos no dan pistas de que al premio Nobel de Literatura se le abriera una investigación criminal
MIAMI
(EEUU). El FBI mantuvo una vigilancia de 24 años al colombiano Gabriel
García Márquez, incluso durante los años en que se consagró como
escritor a nivel internacional, según documentos desclasificados de la
agencia federal dados a conocer hoy por el periódico The Washington
Post.
El medio impreso informó que a petición suya la agencia federal desclasificó 137 páginas de una investigación desarrollada durante más de dos décadas y que revelan que el galardonado escritor fue vigilado desde el año 1961, cuando se alojó durante un mes en el Hotel Webster, en Manhattan, acompañado de su esposa y su primogénito Rodrigo García.
En aquel entonces, García Márquez llegó a Nueva York para trabajar como empleado de la agencia de noticias cubana Prensa Latina, y con el tiempo se volvió un amigo cercano del líder cubano Fidel Castro, no obstante “las motivaciones del FBI para investigarlo son poco claras”, reconoció el medio.
Los documentos desclasificados no dan pistas de que al premio Nobel de Literatura se le abriera una investigación criminal, aunque la agencia federal mantiene aún 133 páginas clasificadas y sin ser puestas de conocimiento público.
Según se desprende de los documentos, la orden para que se le abriera un expediente interno al colombiano habría provenido del propio director del FBI en aquellos años, Edgar J. Hoover, quien instruyó de que la agencia sea avisada de inmediato si el escritor “entra a Estados Unidos por cualquier propósito”.
En los primeros reportes sobre las actividades del autor de “Cien años de Soledad” (1967), figura que el colombiano pagó una tarifa de 200 dólares mensuales por alojarse en el hotel de Nueva York, y que el FBI mantuvo contacto con por lo menos “nueve informantes confidenciales” que detallaban los pasos del escritor y periodista.
El medio hace eco de que el FBI, ajeno a la trascendencia que el colombiano iba adquiriendo en el mundo de las letras, inicialmente confundió su nombre y etiquetó su archivo bajo el rótulo de José García Márquez, en el que con los años se acumularon reseñas y perfiles escritos por medios como el Times, The New York Times y publicaciones en español.
Su hijo Rodrigo García, hoy cineasta radicado en Los Ángeles, señaló al medio que su familia no tenían pistas de que su padre fuera objeto de una investigación por parte del FBI, aunque la noticia no le sorprende.
“Considerando el hecho de que este colombiano estaba en Nueva York para abrir una agencia de prensa cubana, hubiera sido inusual que no lo espiaran”, señaló Rodrigo García, quien reveló que pocos meses después su padre fue despedido de la agencia estatal de noticias por no ser “suficientemente radical”.
“El nunca perteneció a ninguna organización política”, destacó el realizador y productor cinematográfico, quien rememoró que por esos años en más de una ocasión su padre mencionó que había descubierto que en su camino de regreso a casa era seguido por dos hombres que hablaban entre ellos mediante susurros.
Conforme su prestigio en el mundo de las letras iba en aumento, García Márquez entabló amistad con dignatarios internacionales, entre ellos el francés François Mitterrand y el expresidente estadounidense Bill Clinton, quien durante sus años universitarios fue un lector de la obra del colombiano.
El expediente del escritor, que contiene entradas con fechas de hasta los primeros años de la década de 1980, se suma a otros también relacionados a seguimientos de políticos, artistas y escritores, ordenados todos por el controvertido director de la agencia, Edgar J. Hoover.
Gabriel García Márquez falleció el 17 de abril de 2014, en su residencia de Ciudad de México, a la edad de 87 años.
El medio impreso informó que a petición suya la agencia federal desclasificó 137 páginas de una investigación desarrollada durante más de dos décadas y que revelan que el galardonado escritor fue vigilado desde el año 1961, cuando se alojó durante un mes en el Hotel Webster, en Manhattan, acompañado de su esposa y su primogénito Rodrigo García.
En aquel entonces, García Márquez llegó a Nueva York para trabajar como empleado de la agencia de noticias cubana Prensa Latina, y con el tiempo se volvió un amigo cercano del líder cubano Fidel Castro, no obstante “las motivaciones del FBI para investigarlo son poco claras”, reconoció el medio.
Los documentos desclasificados no dan pistas de que al premio Nobel de Literatura se le abriera una investigación criminal, aunque la agencia federal mantiene aún 133 páginas clasificadas y sin ser puestas de conocimiento público.
Según se desprende de los documentos, la orden para que se le abriera un expediente interno al colombiano habría provenido del propio director del FBI en aquellos años, Edgar J. Hoover, quien instruyó de que la agencia sea avisada de inmediato si el escritor “entra a Estados Unidos por cualquier propósito”.
En los primeros reportes sobre las actividades del autor de “Cien años de Soledad” (1967), figura que el colombiano pagó una tarifa de 200 dólares mensuales por alojarse en el hotel de Nueva York, y que el FBI mantuvo contacto con por lo menos “nueve informantes confidenciales” que detallaban los pasos del escritor y periodista.
El medio hace eco de que el FBI, ajeno a la trascendencia que el colombiano iba adquiriendo en el mundo de las letras, inicialmente confundió su nombre y etiquetó su archivo bajo el rótulo de José García Márquez, en el que con los años se acumularon reseñas y perfiles escritos por medios como el Times, The New York Times y publicaciones en español.
Su hijo Rodrigo García, hoy cineasta radicado en Los Ángeles, señaló al medio que su familia no tenían pistas de que su padre fuera objeto de una investigación por parte del FBI, aunque la noticia no le sorprende.
“Considerando el hecho de que este colombiano estaba en Nueva York para abrir una agencia de prensa cubana, hubiera sido inusual que no lo espiaran”, señaló Rodrigo García, quien reveló que pocos meses después su padre fue despedido de la agencia estatal de noticias por no ser “suficientemente radical”.
“El nunca perteneció a ninguna organización política”, destacó el realizador y productor cinematográfico, quien rememoró que por esos años en más de una ocasión su padre mencionó que había descubierto que en su camino de regreso a casa era seguido por dos hombres que hablaban entre ellos mediante susurros.
Conforme su prestigio en el mundo de las letras iba en aumento, García Márquez entabló amistad con dignatarios internacionales, entre ellos el francés François Mitterrand y el expresidente estadounidense Bill Clinton, quien durante sus años universitarios fue un lector de la obra del colombiano.
El expediente del escritor, que contiene entradas con fechas de hasta los primeros años de la década de 1980, se suma a otros también relacionados a seguimientos de políticos, artistas y escritores, ordenados todos por el controvertido director de la agencia, Edgar J. Hoover.
Gabriel García Márquez falleció el 17 de abril de 2014, en su residencia de Ciudad de México, a la edad de 87 años.
Abril 17, 2015
Un año sin Gabo: “Es la vida, más que la muerte, la que no tiene límites”
REDACCIÓN.-Gabo no sólo hablaba del inevitable paso del tiempo al darle cuerda a sus novelas, sino que también encendía un fuego en el alma. Cuando se cumple un año de su fallecimiento, Gabriel García Márquez sigue más vivo que nunca en sus libros, en sus relatos, en sus historias. Porque como escribió en El amor en los tiempos del cólera, «es la vida, más que la muerte, la que no tiene límites».
Si Cien años de soledad sirve como metáfora de la vida, El coronel no tiene quien le escriba es un retrato de las huellas del paso del tiempo. El militar da cuerda a un reloj a diario, recordándonos lo inevitable que resulta el transcurrir de los años, el imparable tic-tac de las agujas. El polvo de café, del que apenas queda una taza, o la falta de maíz, le recuerdan al personaje el estado de miseria en el que vive sepultado, esperando una pensión de veterano que no llega.
Su Macondo es un viaje en el tiempo, un regreso a la infancia del escritor que creció con sus abuelos Nicolás y Mina. La aldea de Cin años de soledad, «donde nadie era mayor de treinta años y donde nadie había muerto», se dibuja también en la imaginación colectiva como la edad más temprana de nuestra vida. No en vano Joaquín Sabina cantó que «al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver». Macondo somos nosotros mismos en un principio, en el preciso instante en que la madera no tallada se erige en el tronco del árbol, en el momento justo en que la nieve del invierno aún no ha comenzado a derretirse.
Colombia imprimirá billetes con el rostro de García Márquez
Según consigna el periódico El Tiempo, la iniciativa, que todavía debe ser sancionada por el presidente Juan Manuel Santos, también impone una serie de tareas a distintos ministerios y entidades oficiales para que le rindan homenaje a García Márquez, quien murió a los 87 años el 17 de abril.
El proyecto fue presentado por el congresista Antenor Durán Carrillo, que defendió la importancia que supuso el escritor para la literatura de Colombia y de todo el mundo. "La iniciativa, además de rendirle tributo, busca que las generaciones futuras sepan quién fue este gran colombiano, humanista, literario y demócrata", explicó.
Durán, diputado por el Movimiento Autoridades Indígenas de Colombia, precisó que dentro de los espacios que serán intervenidos figuran la Casa-Museo Gabriel García Márquez, donde nació el escritor, el Camellón de los Almendros, la Estación del Ferrocarril y la Oficina del Telegrafista de la localidad, que sirvieron de inspiración al Nóbel.
García
Márquez nació el domingo 6 de marzo de 1927 en Aracataca, un municipio
del noreste colombiano, en el departamento de Magdalena. Macondo, el
pueblo mágico en el que transcurre Cien años de soledad, nació ahí junto con él. Referente tanto de la literatura como del periodismo, en 1982 fue galardonado con el Premio Nobel.
Abril 22, 2014
Con sentidos discursos, Santos y Peña Nieto despidieron a Gabriel Garcia Marquez
Los presidentes de Colombia y México formaron la guardia de honor en el homenaje al fallecido escritor y le dedicaron palabras emotivas. Una multitud se acercó al palacio de Bellas Artes del DF
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, comenzó su discurso saludando al pueblo mexicano. "Hoy asisto con el corazón adolorido y el alma agradecida para decirle adiós al más grande colombiano de todos los tiempos".
"Que imponente escenario para su despedida", afirmó respecto al Palacio de Bellas Artes del DF, lugar donde se llevó a cabo el homenaje.
"Un hombre que incorporó en sus obras la esencia misma del ser latinoamericano. México y Colombia nos unimos otra vez en esta ceremonia de afectos. Gabo era una persona de afectos".
"Ese Gabo que deja a la humanidad el legado de sus obras, que es de por sí formidable. Antes que nada nos deja la esperanza, la tarea de unirnos por el bien de nuestros pueblos. Gabo se lo dice a Colombia y se lo dice al mundo: no estamos condenamos al mal".
"Vienen admiradores y amigos de Gabo de todo el planeta", se sorprendió. Y aseguró: "Que privilegio llamar compatriota al hombre que escribió sobre el poder más grande, más influyente de todos, que es el poder del amor. Gloria eterna a quien más gloria nos ha dado. Muchas gracias".
Por su parte, el mandatario mexicano, Enrique Peña Nieto, saludó a Juan Manuel Santos y a la familia de García Márquez. "El fallecimiento de Gabo es una gran pérdida, no sólo para la literatura, sino para toda la humanidad. Varias generaciones han encontrado respuestas a las preguntas de la vida a través de sus historias y relatos. Asumió que ficción y realidad son inseparables en la vida".
"Gabo colocó a la literatura latinoamericana a la vanguardia de la literatura mundial. Su obra llevó el realismo mágico a su máxima expresión".
"Millones de personas de diversas lenguas han conocido y amado a América Latina gracias a su obra. Su vida y su obra son, además, inspiración, luz y ejemplo para miles de escritores. En 1982 recibió el máximo galardón, el Nobel de Literatura. Pero recibió el mayor reconocimiento que existe: el amor y el cariño".
"Nuestro país fue el segundo hogar de García Márquez. Los mexicanos lo quisimos y lo habremos de querer siempre. Hoy unidos, Colombia y México, le rendimos homenaje. Lo despedimos convencidos de que Gabriel García Márquez se queda entre nosotros. García Márquez se queda en el corazón de los mexicanos".
"Ha partido un grande, un hombre verdaderamente grande, pero se queda con nosotros su obra. Descanse en paz don Gabriel García Márquez", concluyó.
Santo Domingo
El escritor colombiano y Premio Nobel de Literatura 1982, Gabriel García Márquez, fallecido el pasado jueves en México, visitó República Dominicana una única vez, hace 35 años, para rendir homenaje al que consideraba su “maestro”, el intelectual y político dominicano Juan Bosch.
García Márquez, que estuvo sólo dos días en suelo dominicano, se marchó el 2 de julio de 1979, y no volvió al país hasta 1994, cuando su avión hizo una parada técnica en Santo Domingo, según el embajador dominicano ante la Santa Sede, Víctor Grimaldi Céspedes.
En el 2007, el gobierno del entonces presidente Leonel Fernández invitó al Premio Nobel de Literatura a participar en la X Feria Internacional del Libro que se realizaría ese año con Colombia como país invitado de honor, pero “Gabo”, como se le llamaba de cariño, declinó la invitación.
El premio Nobel de Literatura falleció en su casa de la Ciudad de México, a los 87 años, después de que permaneciera hospitalizado la semana pasada por una neumonía.
Los restos del autor de “Cien años de Soledad”, su novela cumbre, “El coronel no tiene quien le escriba” y “El amor en los tiempos del cólera”, fueron cremados al día siguiente en una funeraria del sur de la capital mexicana. Grimaldi dijo que la visita realizada por García Márquez entre junio y julio de 1979, consta en una fotografía tomada en Santo Domingo al día siguiente de la celebración del onomástico de Bosch, realizada en la ciudad de La Vega, hasta donde también viajaron el poeta cubano Nicolás Guillén y el filósofo francés Régis Debray, además de varios dominicanos.
“Todos los intelectuales llegaron al país el viernes 29 de junio, a excepción de García Márquez que llegó el sábado al mediodía en un avión que le facilitó en Panamá el general Omar Torrijos (entonces presidente de ese país)”, dijo Grimaldi en un comunicado difundido el mismo día de la muerte del escritor colombiano.
“Gabriel no vino ayer ódijo Juan Bosch el sábado 30 de junio de 1979ó porque él cree que los viernes son de mala suerte para viajar”, recordó el diplomático.
Grimaldi destacó además que el autor de “El coronel no tiene quien le escriba” recibió lecciones de “Apuntes sobre el arte de escribir cuentos”, de Bosch, en 1959, en Caracas, Venezuela, a cuyo autor se refería como “maestro”.
Según el embajador dominicano, “Gabo” también le pidió a Bosch una “especie de comentario” que incluyó en la solapa de su primera edición de medio millón de ejemplares de ‘Crónica de una muerte anunciada’ publicada antes de recibir el Premio Nobel.
Juan Bosch fue autor de una vasta obra de cuentos, ensayos y novelas que influyeron en la formación de varios escritores como Gabriel García Márquez, según manifestó el mismo Nobel colombiano.
La muerte de García Márquez fue lamentada también en República Dominicana.
El ministro de Cultura, José Antonio Rodríguez, dijo que la obra del escritor colombiano “hizo que el mundo conociera y apreciara mejor a América Latina”, al igual que el perfil del hombre y de la mujer latinoamericanos “con toda su pasión, creencias, sensibilidad, expresividad amorosa y creatividad para sobrevivir en medio de las adversidades”.
“García Márquez fue desde la trinchera literaria un hombre muy necesario para el entendimiento en el seno de este continente, y ahora que ha decretado su partida, se convierte en un referente imprescindible para que éste logre completar la anhelada unidad”, señaló Rodríguez.
El gobierno y el pueblo dominicanos “valoran el aporte que a la cultura universal hizo en vida el escritor colombiano”, agregó el funcionario en un comunicado difundido el mismo jueves.
La ceremonia se realizará en el Palacio de Bellas Artes. El mexicano Enrique Peña Nieto y su par de Colombia, Juan Manuel Santos, formarán la guardia de honor.
México dirá adiós este lunes a su genio adoptivo Gabriel García Márquez con un gran homenaje nacional abierto a sus lectores en el que tendrán un espacio especial las flores amarillas que le servían de amuleto y una selección de su música favorita.
Para la ceremonia "se hizo una selección de música, de fragmentos de obras que al maestro García Márquez le gustaban, que la familia escogió. No tengo la lista, pero es una variada selección de música clásica", dijo a los medios el presidente del oficial Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar, a la salida de la casa del escritor.
Con la familia viviendo su luto privado desde el fallecimiento del Nobel de Literatura colombiano el jueves, las autoridades mexicanas alistan la primera de las ceremonias de despedida a García Márquez en el céntrico Palacio de Bellas Artes, donde México despide a sus grandes íconos culturales.
En el palacio habrá "un cuarteto de cuerdas" y se interpretarán piezas del húngaro Béla Bartók en honor a García Márquez, un gran aficionado a la música y al baile, dijo la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, María Cristina García.
Las puertas del palacio se abrirán a las 16:00 locales (21:00 GMT) y no se cerrarán hasta que el último de los admiradores pueda despedirse del escritor, señaló García.
La viuda de García Márquez, Mercedes Barcha, sus hijos, nietos, uno de sus 10 hermanos menores y demás familiares acompañarán las cenizas del novelista desde su casa del sur de Ciudad de México hasta el céntrico Bellas Artes, explicó Tovar.
A partir de las 19:00, está prevista la llegada de los presidentes de México, Enrique Peña Nieto; y Colombia, Juan Manuel Santos, que formarán una guardia de honor y ofrecerán unas palabras al cierre de la ceremonia.
A su llegada a México, Santos se desplazará primero a la residencia de la embajada y se encontrará con Mercedes Barcha en el palacio de Bellas Artes, dijo a la AFP el embajador colombiano José Gabriel Ortiz.
Tovar indicó que no habrá lectura de textos de García Márquez, pero sí estarán muy presentes en el evento las flores amarillas que siempre tenía cerca y que numerosos seguidores también han ido dejando en los últimos días frente a su casa.
Por el momento no se ha informado de otros mandatarios o personalidades extranjeras que viajen a México para el homenaje.
"Han venido muchos invitados y gente cercana de Colombia", pero será un homenaje abierto a todo el pueblo de México, "porque García Márquez es un escritor universal, pero muy querido en nuestro país", subrayó García.
La "otra patria distinta"
García Márquez llegó a Ciudad de México el 2 de julio de 1961 junto a su esposa y su hijo mayor Rodrigo en "un atardecer malva, con los últimos veinte dólares y sin nada en el porvenir", según él mismo describió.
Con el tiempo el colombiano, llegó a considerar a México como su "otra patria distinta", gracias también a emblemáticas amistades como la de su compatriota Álvaro Mutis o la de los escritores mexicanos Carlos Fuentes y Juan Rulfo.
En México encontró la estabilidad para escribir la mayor parte de su obra literaria, incluida su novela mayor Cien años de soledad (1967), pese a los iniciales y graves apuros económicos. En 1981, tras temporadas en Barcelona, La Habana y Bogotá, fijó su residencia definitiva en Ciudad de México, después de haber huido de Colombia por el temor a unos señalamientos de vínculos con el grupo guerrillero M-19.
En México fue donde García Márquez recibió la noticia de su premio Nobel de Literatura en 1982 y donde falleció a los 87 años junto a su familia, tras haber estado hospitalizado por neumonía.
El homenaje de Colombia
En su país natal, las autoridades también se esmeran en organizar un homenaje a la altura del "más grande colombiano de todos los tiempos", como reconoció el presidente Santos.
A su regreso de México, Santos encabezará el martes una ceremonia solemne en la Catedral Primada de Bogotá, donde se despide a las grandes figuras nacionales, en la que la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia interpretará el "Réquiem" de Mozart.
La ceremonia será transmitida a todo el país y también se habilitarán pantallas gigantes en la céntrica plaza Bolívar para quienes no puedan entrar en la Catedral, explicó este domingo la ministra de Cultura, Mariana Garcés, a la emisora Blu Radio.
Para el miércoles 23 de abril, Día Internacional del Libro, el gobierno colombiano programó la lectura masiva de la novela El coronel no tiene quien le escriba en más de 1.000 bibliotecas públicas, parques y colegios, cuyo primer lector también será Santos.
Colombia sigue a la expectativa de la decisión de la viuda de García Márquez y de sus hijos Rodrigo y Gonzalo sobre el destino final de sus cenizas, que podrían dividirse entre México y algún lugar de su país, como su natal Aracataca.
Disputa por las cenizas de García Márquez: ¿Colombia o México?
"En México se queda una parte, y pueden llevar otra a Colombia"
Si bien el ganador del Premio Nobel de Literatura era colombiano, pasó más de la mitad de su vida en el país norteamericano, donde murió. Por eso, en un primer momento se pensó que sería allí donde se quedarían las cenizas.
Preocupadas ante la posibilidad de quedarse sin nada, las autoridades colombianas iniciaron gestiones. Entonces irrumpió Ortiz en la escena.
A la salida de la casa donde vivió y murió García Márquez, enfrentó a los periodistas y afirmó que sus restos serían divididos.
"En México se queda, desde luego, alguna parte, por lo menos, y pensaría que se pueden llevar otra después a Colombia (...), y que reposarán parte de sus cenizas allá", dijo.
Si ese plan se concretara, se abriría una nueva disputa. ¿A qué parte de Colombia irían? Aracataca, el pequeño pueblo en el que Gabo nació y vivió hasta los ocho años, ya reclamó sus restos.
Ortiz, el embajador colombiano en México, quiere que los dos países conserven restos del escritor
"Le hacemos una petición con todo respeto a los familiares de Gabriel García Márquez y al Gobierno Nacional para ver si esas cenizas pueden reposar acá, en la casa museo", dijo Tufith Hatum, el alcalde.
"Esas cenizas pueden reposar acá, en el museo", sugirió el alcalde de Aracataca
Cuesta creer que las ciudades más importantes del país, como Bogotá y Barranquilla, donde el escritor residió varios años, acepten tranquilamente que el "premio" se lo quede un pequeño municipio que no llega a los 40.000 habitantes.
Sin embargo, todavía nada es seguro. Ante el ruido que generó la afirmación de Ortiz entre las personas cercanas al autor, el diplomático debió relativizar sus palabras casi inmediatamente después de decirlas. El diplomático reconoció que será la familia la que decida el destino de las cenizas.
Por el momento, la decisión que tomarán es una incógnita, porque prefieren manejarse con privacidad. Pero es un hecho que recibirán presiones para que nadie quede descontento.
Sí se sabe que el próximo lunes 21, a las 16.00 de México, se realizará en el Palacio de Bellas Artes del DF un homenaje a la memoria de Gabo. Asistirán los presidentes de los dos países que más amó, Enrique Peña Nieto y Juan Manuel Santos.
García Márquez murió el jueves 17 por la tarde. Tenía 87 años y desde hacía tiempo enfrentaba serios problemas de salud.
Los secretos del primer editor de "Cien años de soledad"
El argentino Francisco "Paco" Porrúa fue el primer editor de "Cien años de soledad".
Cuando se cumplieron 40 años de la primera publicación de "Cien años de soledad", la novela cumbre de Gabriel García Márquez, quien falleció este jueves 17 de abril en Ciudad de México, el periodista de BBC Mundo Max Seitz habló con el primer editor de la obra, el argentino Francisco "Paco" Porrúa*.
Porrúa le dio detalles de cómo se gestó el fenómeno del relato que, con el tiempo, se consagraría como una obra maestra de la literatura hispanoamericana y universal.La edición original, realizada en Buenos Aires por Sudamericana en 1967, constaba de 8.000 ejemplares que se agotaron rápidamente. Desde entonces el libro se ha traducido a 39 idiomas y ha vendido 40 millones de ejemplares.
Porrúa, amigo de García Márquez, le dijo a BBC Mundo que la publicación ya estaba decidida con la lectura de la primera línea, aunque en aquel entonces no previó que el libro, estandarte del boom latinoamericano, se convertiría en el fenómeno que es hoy.
"Simplemente comprendí que se trataba de una obra excepcional".
¿Cómo es que llegó "Cien años de soledad" a la editorial Sudamericana y a sus manos?
Así se veía la primera edición de "Cien años de soledad", de editorial Sudamericana.
Él tenía las obras de García Márquez, yo no las conocía. Leí los tres libros, "La hojarasca", "Los funerales de la mamá grande" y "El coronel no tiene quien le escriba", y me pareció un escritor extraordinario. Descubrí ahí que realmente valía la pena editarlo en Argentina, donde era un desconocido.
Y le escribí una carta proponiéndole la reedición de esas obras en Buenos Aires. Él me contestó que las había publicado Ediciones Era y que él no podía cedérmelos en ese momento pero que, en cambio, estaba terminando una novela que podía interesarme.
Por supuesto yo le contesté enseguida que sí me interesaba que me mandara el libro. Me lo envió y leí las primeras páginas de "Cien años de soledad" comprobando que todo lo que yo había pensado sobre García Márquez era cierto.
Concretamente, ¿qué le llamó la atención de la obra?
Parte del clima de "Cien años de soledad" está en "El coronel..." y en "La hojarasca". Entonces el ambiente del libro era para mí de algún modo ya conocido."Mi idea en ese momento fue que se trataba de un maravilloso ejemplo de lo que antes se llamaba la crónica. No pensé en lo mágico"
Pensé que era más bien lo que en la literatura se llama metáfora; no simplemente una metáfora de una línea, sino que hay escenas enteras en el libro que son metafóricas. Es una prosa poética muy viva y fuerte.
Imaginé que "Cien años de soledad" iba a atraer inmediatamente a todos los lectores como me habían atraído a mí las obras anteriores de García Márquez.
¿Cuánto tardó en leer los originales?
Un día, aproximadamente. De todos modos, no se trataba de llegar al final para saber si la novela se podía publicar. La publicación ya estaba decidida con la primera línea, con el primer párrafo.Simplemente comprendí lo que cualquier editor sensato hubiera comprendido en mi lugar: que se trataba de una obra excepcional.
¿Realmente pensó que "Cien años de soledad" se iba a convertir en el fenómeno que es hoy, con traducciones a tantos idiomas y con tantas reediciones?
No, no pensé en eso. Como editor no es necesario pensar en el futuro lejano. Pero el interés que iba a despertar el libro en Buenos Aires, eso sí lo vi y lo sentí, porque Buenos Aires estaba en ese momento en un período curioso, raro.Había un gobierno autoritario y al mismo tiempo gente que vivía por su cuenta; por ejemplo, había una gran pintura en ese momento, se hacían debates sobre la nueva poesía...
Es decir, había muchos elementos en Buenos Aires que la hacían una de las verdaderas metrópolis del mundo, junto a Río, Nueva York.
Me pareció que era el ambiente más adecuado, como luego lo confirmé. En 1967 Buenos Aires era la única ciudad en la que podía haberse producido ese fenómeno.
¿Cómo llegó a considerar con tanta estima "Cien años de soledad" en un momento en el que había tanta buena literatura latinoamericana alrededor?
"Cien años de soledad" se convirtió en símbolo del llamado boom latinoamericano.
Lo que se produjo entonces fue una especie de toma de conciencia de una identidad literaria. En Latinoamérica se consideraba que éramos una especie de dependencia de Europa y que los modelos literarios estimables provenían de allí.
Eso cambió de pronto, junto con el premio Formentor que se dio a [Samuel] Beckett y a [Jorge Luis] Borges y otros fenómenos parecidos. La gente empezó a considerar que teníamos una literatura acá, una literatura propiamente latinoamericana.
¿Le hizo a García Márquez sugerencias o correcciones para mejorar "Cien años de soledad"?
No, ninguna. Generalmente, yo como editor trataba de evitar las sugerencias, salvo en una charla informal en la que podía decir algo de la obra. Pero no. Sentí que ese libro tal como estaba escrito era la obra literaria que mucha gente estimaría durante muchos años.Se trata, ante todo, de ser sensible a la lectura. Aunque uno tenga gustos literarios diferentes, si uno siente amor por la literatura reconoce inmediatamente el valor de un libro. Un solo párrafo a veces ilumina toda la obra y basta para comprender que se trata de algo diferente.
Tampoco le hice ninguna corrección. No era mi estilo ni me parecía que tuviera yo que hacerlas. Por otra parte, en mi primera lectura nunca vi la necesidad de cambiar algo, como tampoco me había ocurrido con los libros anteriores de García Márquez.
¿Cómo vivió la transformación de "Cien años de soledad" en una obra maestra de la literatura latinoamericana? ¿Se siente partícipe de ese éxito?
"Sentí que ese libro tal como estaba escrito era la obra literaria que mucha gente estimaría durante muchos años"
En esos días yo simplemente estaba feliz de ver que García Márquez se daba cuenta de que se convertía en lo que había sido siempre: un gran escritor.
Repito: el editor hizo poco. Lo que transformó en ese momento el panorama de lo que era la novela latinoamericana fue el libro mismo, "Cien años de soledad". Todo está alrededor de eso, del objeto, de la obra.
¿Y qué sintió cuando García Márquez obtuvo el premio Nobel en 1982?
Sentí simplemente lo que siento cada vez que un escritor amigo recibe un premio importante. Sentí alegría por él, personal; después una confirmación europea, digamos, de lo que todos sabíamos en América Latina.¿Cómo ha sido su relación personal con él?
Al respecto yo diría dos cosas, que parecen no conformarse una con otra. Siento que somos muy amigos, pero nos vemos poco. Yo no tengo interés en molestarlo, así que nos vemos un poco por azar. De pronto nos encontramos en algún sitio. Lo vi hace más de un año en Barcelona.Siento que es un amigo muy auténtico. Tenemos una comunidad de intereses, porque nos gustan los mismos libros, la misma música, y yo admiro mucho su energía verbal.
Este hombre crea continuamente palabras y pensamientos, no sólo mientras escribe sino también en su vida cotidiana.
¿Él se muestra agradecido con usted?
Sí, mucho, pero yo no veo por qué. La gratitud la tiene el lector hacia el autor de "Cien años de soledad", no hacia el editor.Gabriel García Márquez: adiós al hombre que sólo quería ser amado por sus amigos
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En su larga y prolija vida, el escritor colombiano Gabriel García Márquez -quien falleció este jueves 17 de abril en Ciudad de México- consiguió lo que siempre había deseado.
No eran los honores, ni el premio Nobel de Literatura. Ni siquiera escribir una de las más grandes novelas de todos los tiempos.
Su ambición al escribir era, según lo dijo en varias ocasiones, que sus amigos lo quisieran más.
Y vaya si lo hicieron.
Infancia corta y feliz
Gabriel García Márquez nació en Aracataca, el 6 de marzo de 1927, aunque le gustaba decir que había nacido en 1928, para que coincidiera con la Masacre de las Bananeras, un evento que marcó a su generación en Colombia y que recrea en "Cien años de soledad".
Su infancia transcurrió al cuidado de sus abuelos maternos, el coronel Nicolás Ricardo Márquez Mejía -veterano de la guerra de los Mil Días en Colombia- y Tranquilina Iguarán.
El escritor siempre diría que la semilla de su estilo y de su imaginación desaforada está allí, en esa casona que los relatos de su abuela poblaba de fantasmas y presencias. Relatos que Tranquilina Iguarán contaba con cara de palo, como si fueran lo más normal del mundo.
Esa manera de contar, diría García Márquez muchos años después, es la misma que usaría en libros como "Cien Años de Soledad".
El coronel Nicolás Ricardo falleció cuando "Gabito" -como le decían sus amigos- tenía ocho años. El niño fue enviado a vivir con sus padres, que eran prácticamente unos desconocidos para él, en el municipio de Sucre, al lado de sus demás hermanos.
Finalizaba su infancia corta y feliz. "Después, todo me resultó bastante plano: crecer, estudiar, viajar... Nada de eso me llamó la atención. Desde entonces no me ha pasado nada interesante", recordó alguna vez.
En Zipaquirá
A los doce años de edad, García Márquez ganó una beca para estudiar en un internado de Zipaquirá, municipio situado cerca de Bogotá, la capital colombiana.
Muchos de sus allegados reconocerían después a Zipaquirá en las descripciones del lúgubre y remoto pueblo al cual Aureliano Segundo va a buscar a Fernanda del Carpio en "Cien Años de Soledad".
García Marquez contrajo matrimonio con Mercedes Barcha en marzo de 1958.
Los años de internado también serían claves para forjar al escritor. Allí, en las solitarias tardes de sábado y domingo, el joven devoraría las obras de Julio Verne, Emilio Salgari y Alejandro Dumas.
En 1947 empezó a estudiar derecho en la Universidad Nacional de Bogotá, pero nunca finalizaría dicha carrera. Ese mismo año publicó, en el periódico El Espectador, su primer cuento, "La tercera resignación".
En 1948 ingresó como reportero al recién fundado periódico El Universal de Cartagena, pero ello no detuvo la escritura de cuentos para El Espectador. En ese diario -que todavía circula- conoció a Clemente Manuel Zabala, jefe de redacción, a quien recuerda como una persona que empezó a afinar tempranamente su estilo.
En 1950 conoció en Barranquilla a un grupo de jóvenes intelectuales: Álvaro Cepeda Samudio, Alfonso Fuenmayor y Germán Vargas. Ellos, a su vez, le presentarían a Ramón Vinyes, llamado "el sabio catalán".
Todos ellos aparecerían en "clave" en los últimos capítulos de Cien Años de Soledad.
La influencia de estas personas sería portentosa, pues no sólo se convirtieron en sus mejores amigos -y le consiguieron trabajo en el periódico El Heraldo de Barranquilla-, sino que lo introdujeron a lo mejor de la literatura moderna. Autores como Faulkner, Hemingway, Joyce, Kafka y Virginia Woolf.
Para 1951, García Márquez ya había escrito su primera novela, La Hojarasca, aunque sólo la publicaría años más tarde.
El periodista famoso
En la época que ejerció como periodista, trabajó en diarios como El Espectador y El Heraldo de Barranquilla.
En 1954, convencido por otro amigo, Álvaro Mutis, García Márquez regresó a Bogotá a trabajar de tiempo completo en El Espectador, donde escribió extraordinarios reportajes que lo convirtieron en uno de los periodistas más famosos de Colombia.
Al año siguiente viajaría a Ginebra, como enviado de El Espectador a la Conferencia de los Cuatro Grandes. Iba a ser un viaje corto, pero duró cuatro años.
La dictadura de Gustavo Rojas Pinilla cerró el periódico y García Márquez, que se encontraba en París, decidió invertir el dinero del billete de regreso en finalizar en Europa la novela que estaba escribiendo, "El coronel no tiene quién le escriba".
En Europa, García Márquez también escribiría "La mala hora" y varios de los cuentos que luego aparecerían en "Los funerales de la mamá grande".
En uno de sus regresos a Colombia, en 1958, se casó con Mercedes Barcha -el "Cocodrilo Sagrado", como la llama en su dedicatoria de "Los funerales de la mamá grande"- a quien, según relata en uno de sus libros, le propuso matrimonio ebrio, en una fiesta, cuando ella tenía trece años.
Su periplo como periodista llevó a Gabriel García Márquez a distintos lugares de América.
Uno de ellos fue La Habana, en 1960, en donde trabajó en la agencia de prensa creada por el gobierno cubano (Prensa Latina) tras la Revolución. Allí empezó su interés por la isla, el cual mantendría inalterable a través de los años, cimentado en una estrecha amistad con Fidel Castro.
También laboró en Caracas y Nueva York, casi siempre obedeciendo al ofrecimiento de trabajo de algún amigo.
Finalmente llegó a Ciudad de México -exactamente el día en que murió Ernest Hemingway, otro de sus maestros- en lo que sería un destino crucial en su carrera como escritor y donde se reencontró con su gran amigo Álvaro Mutis.
En la capital mexicana trabajó como guionista de cine, editor, publicista y periodista y fue en esta ciudad donde escribió la que para muchos es su obra cumbre: "Cien Años de Soledad".
Impulso literario
La manera como García Márquez escribió su más famosa novela ya forma parte de la mitología literaria latinoamericana. Así la describió él mismo:
Sus principales obras
- El Coronel no tiene quien le escriba
- Cien años de soledad
- El otoño del patriarca
- Crónica de una muerte anunciada
- El amor en los tiempos del cólera
"Desde hacía tiempo me atormentaba la idea de una novela desmesurada, no sólo distinta de cuanto había escrito hasta entonces, sino de cuanto había leído. Era una especie de terror sin origen.
"De pronto, a principios de 1965, iba con Mercedes y mis dos hijos para un fin de semana en Acapulco, cuando me sentí fulminado por un cataclismo del alma, tan intenso y arrasador, que apenas si logré eludir una vaca que se atravesó en la carretera. Rodrigo dio un grito de felicidad:
"-¡Yo también cuando sea grande voy a matar vacas en la carretera!
"No tuve un minuto de sosiego en la playa. El martes, cuando regresamos a México, me senté a la máquina para escribir una frase inicial que no podía soportar dentro de mí: 'Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo'.
"Desde hacía tiempo me atormentaba la idea de una novela desmesurada, no sólo distinta de cuanto había escrito hasta entonces, sino de cuanto había leído. Era una especie de terror sin origen."
Gabriel García Márquez
"Desde entonces no me interrumpí un solo día en una especie de sueño demoledor, hasta la línea final en que a Macondo se lo llevó el carajo".
"Cien Años de Soledad" cambió la vida de García Márquez. El estilo avasallador y luminoso con que estaba escrito el libro (estilo del que sólo había dado unas puntadas en el cuento "Los funerales de la mamá grande"), así como sus historias delirantes, deslumbraron a lectores en todo el mundo .
Y lo sigue haciendo. Se calcula que la novela ha vendido más de cincuenta millones de ejemplares en todo el mundo desde que fue publicada, en mayo de 1967.
El otoño
Boyante e instalado en Barcelona, García Márquez empezó a escribir la novela en la que dejaría salir todo el caudal de su idioma: "El otoño del patriarca", el relato de un dictador latinoamericano.
La novela -según Gabo- del hombre en el que se habría convertido el coronel Aureliano Buendía si hubiera llegado al poder.
Pero antes publicó varios cuentos errantes y un relato largo bajo el título de "La increíble y triste historia de la Cándida Eréndira y su abuela desalmada".
En 1982 le tocó la consagración máxima: el Premio Nobel de Literatura.
En este período también se presentó la mayor fractura política entre los integrantes del "Boom" de la literatura latinoamericana, quienes le cambiaron la faz a la narrativa del continente. Fue en 1971, con la detención y posterior auto inculpación pública en Cuba del poeta Heberto Padilla, en un hecho que recordó a muchos los juicios estalinistas de décadas atrás.
Mientras escritores como Mario Vargas Llosa -pública y furiosamente- y Carlos Fuentes -de manera más discreta- se distanciaron del régimen cubano, García Márquez lo continuó apoyando, al lado de Julio Cortázar.
"El otoño del patriarca", publicada en 1975, confirmó el calibre literario del escritor colombiano.
Luego vino su período más activo políticamente. Anunció que no volvería a publicar ficción hasta que Augusto Pinochet no dejara el poder en Chile y se dedicó a recorrer el mundo escribiendo artículos periodísticos, los cuales fueron recopilados años después en el libro "Por la libre".
Por fortuna para sus lectores, rompió esta promesa en 1981, cuando se publicó la corta, densa y magnífica "Crónica de una muerte anunciada".
Al año siguiente le tocaría la consagración máxima, con el Premio Nobel de Literatura.
La etapa final
Luego del Nobel, García Márquez escribió cuatro novelas más: "El amor en los tiempos del cólera" -una obra especialmente admirada en el mundo anglosajón-, "El general en su laberinto" (sobre los últimos días de Simón Bolívar), "Del amor y otros demonios" y "Memorias de mis putas tristes" (2004), que se convertiría en su última obra de ficción.
También publicó el libro de relatos, "Doce cuentos peregrinos"; un gran reportaje, "Noticia de un secuestro", y sus memorias: "Vivir para contarla" (2002).
En 1999 se le descubrió un cáncer linfático, por el que, aunque recibió tratamiento con éxito, redujo mucho sus apariciones públicas. Sin embargo, en esos esporádicos momentos, siempre fue recibido con cariño por el público.
Sin embargo, en los últimos años de su vida sus apariciones frente a ese público se hicieron más escasas. También se habló mucho sobre su pérdida de memoria, algo que confirmó uno de sus hermanos.
Pero cada 6 de marzo -día de su cumpleaños- salía a la puerta de su casa en el Distrito Federal a saludar a los periodistas que se apiñaban en el lugar y le cantaban "Las mañanitas", tema con el que se celebran los onomásticos en México. Lo hizo hace poco más de un mes, en su cumpleaños 87.
Ahora, Gabriel García Márquez pertenece a la Historia.
Sin embargo, él mismo lo dijo, -y también lo dijeron sus amigos-: en el fondo de su alma nunca había dejado de ser el hijo del telegrafista de Aracataca.
Quienes tuvieron la oportunidad de tratarlo personalmente se dieron cuenta de que detrás de la fragorosa imagen del hombre público, amigo de estadistas y allegado al poder, se escondía un hombre tierno y casi tímido.
Por eso, pero sobre todo por sus libros, no sólo sus amigos lo quisieron. Millones de personas alrededor del mundo lo amaron.
Y muchos años después lo seguimos haciendo.
Los restos de Gabriel García Márquez serán cremados
La familia informó que "no se llevarán a cabo honras fúnebres", y que "el público podrá celebrar su legado" en el Palacio de Bellas Artes del Distrito Federal el lunes. No está confirmado el destino final de los restos
García, que leyó el breve texto a petición de la familia del novelista, no precisó la fecha de la cremación ni el destino final de los restos, pero avanzó acerca de que en la funeraria donde se encuentra el cuerpo "no se llevarán a cabo honras fúnebres".
Su hermana Aída quiere que repose en su tierra: "Gabito es de Colombia" También recordó que el próximo lunes a partir de las 16:00 locales (21:00 GMT) se celebrará un homenaje nacional a García Márquez en el emblemático Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana, "donde el público podrá celebrar su legado".
García, acompañada de Jaime Abello, director de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericana -creada y presidida por García Márquez-, señaló que la familia del escritor no proporcionará más información por el momento.
Aída García Márquez, hermana del nobel, había pedido que el cuerpo fuera trasladado a su país, porque "Gabito es de Colombia", aunque reconoció que la decisión final la tomarían su viuda Mercedes Bacha y sus hijos Gonzalo y Rodrigo.
García Márquez, quien recibió el Nobel de Literatura en 1982, falleció este jueves en su residencia de Ciudad de México a los 87 años. El escritor y periodista se encontraba en un estado delicado y bajo vigilancia médica en su casa desde que el pasado 8 de abril abandonó un hospital de esa ciudad en el que estuvo ingresado ocho días por un cuadro de neumonía.
El gobierno colombiano ofreció a la familia del nobel el avión presidencial en caso de que quieran trasladarlo a su tierra natal, pero también se informó que el mandatario Juan Manuel Santos viajaría a México en caso de que se decidieran realizar allí las exequias.
Relacionado / Abril 17, 2014
El 6 de marzo de 1927 nació en Aracataca, Magdalena, un niño como cualquier otro pero muy distinto a los demás: Gabriel García Márquez.
Historias que seguramente seguirán contándose por muchos años tras su muerte este jueves a los 87 años.
A García Márquez siempre le gustó que lo reconocieran y lo recordaran como el hijo del telegrafista de Aracataca, lo que revela parte de su carácter, humildad y grandeza.
Sus padres, Gabriel Eligio García y su madre, Luisa Santiaga Márquez, lo dejaron desde muy niño al cuidado de su abuelo el Coronel Nicolás Márquez y su esposa Tranquilina Iguarán. El veterano de guerra fue uno de los primeros en despertar en Gabo la pasión por las historias, los cuentos, el periodismo y la literatura.
Doña Tranquilina Iguarán tenía dificultades visuales. Pero las maravillosas historias, fábulas y leyendas que le contaba a su nieto, muchas de ellas imaginarias, inspiraron gran parte de la obra del más universal de los autores colombianos.
La infancia de Gabriel García Márquez transcurrió en la costa norte, en el caribe colombiano, en medio de las necesidades propias de una familia de escasos recursos que hizo todo lo posible por brindarle una buena educación. De esas festivas y calurosas tierras llenas de encanto tropical, pasó, gracias a una beca, a estudiar en 1940 a la andina y fría ciudad de Zipaquirá, en el centro del país.
Fueron tiempos difíciles para García Márquez que, sin embargo, forjaron su estilo y su prosa.
En 1947 llegó a Bogotá a estudiar Derecho en la Universidad Nacional. Fue en esa época, marcada también por la austeridad, cuando Gabo publicó su primer cuento en el periódico El Espectador: La tercera resignación. Allí empezaría su carrera como reportero, sin duda uno de los mejores en la historia de Colombia. Nunca se graduó de abogado, pero se inició entonces como columnista en el Periódico El Universal de Cartagena.
Fue en esa misma época que Gabriel García Márquez conoció a varios de los que serían sus mejores amigos, en el llamado Grupo de Barranquilla. Jóvenes inquietos devoradores de obras literarias, de los clásicos y los nuevos autores de la época que se reunían a hablar de lo que más les gustaba: los libros.
Vivían en eternas discusiones sobre la obra de William Faulkner, de Virginia Woolf y de Albert Camus, entre muchos otros, en un bar llamado La Cueva, que aún existe en Barranquilla. Esa época lo marcaría también como un bohemio amante de la buena música, asiduo visitante de antros de barrios y hoteles de baja categoría. Muchos de esos lugares son de común referencia en su obra literaria.
Pasada una década, a comienzos de 1950 comenzó a escribir su primer novela, que inicialmente se llamó La Casa y luego le cambió el título a La Hojarasca. Todo inspirado en su natal Aracataca, que poco a poco se iba convirtiendo ya en Macondo, y en el comienzo de una extensa producción literaria que incluye títulos como Relato de un náufrago, el Coronel no tiene quien le escriba, La Mala Hora, Los funerales de la Mamá grande, el amor en los tiempos del cólera, crónica de una muerte anunciada , El otoño del Patriarca, Vivir para contarla, entre otras.
Pero Gabo realmente llegó a su cúspide en 1.967 con 100 años de Soledad, su obra maestra traducida a 50 idiomas y de la que se han vendido más de 50 millones de ejemplares. En 2007, durante un homenaje de la Real Academia de la Lengua, García Márquez leyó el primer párrafo de su novela y contó una anécdota sobre cómo la escribió .
"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía habría de recordar aquella tarde en que su padre lo llevó a conocer el hielo. No tenía idea sobre el significado y el origen de esa frase ni hacia dónde debía conducirme. Lo que hoy se es que no dejé de escribir un solo día durante 18 días hasta que terminé el libro", explicaba el escritor.
El novelista, periodista y creador del movimiento literario conocido como el Realismo Mágico, viajó por el mundo y conoció muchas culturas. Lo que le sirvió para nutrir de maravillosas historias sus escritos.
Refiriéndose a una la obra cumbre de García Márquez, el expresidente Alvaro Uribe decía que "la narración de hechos históricos, de costumbres y la descripción de nuestra manera de ser tomaron en 100 años de Soledad una dimensión épica. La obra de García Márquez nació porque existe el gran pueblo de Colombia que inspiró su creación",
García Márquez recibió el nobel de literatura en 1982 en Estocolmo, Suecia. Un acontecimiento que se convirtió en uno de los momentos más sublimes de la historia reciente de Colombia.
Gabo fue amigo de muchos poderosos, pero detestaba el poder. Su relación cercana al líder cubano Fidel Castro le valió muchas críticas. Pero también fue cercano a los presidentes de las últimas 6 décadas en Colombia, de expresidentes de Estados Unidos y de América Latina. De reyes y empresarios. Pero en especial fue amigo de sus colegas novelistas. Fue notoria su cercanía con el mexicano Carlos Fuentes y también sus desencuentros con el escritor peruano Mario Vargas Llosa que no pasaron del plano literario.
El rey Juan Carlos de España dijo de Gabo que “es en sí mismo, en su trayectoria creadora un ejemplo vivo de la unidad del español en su diversidad. Una de las figuras más insignes de la literatura en español. Suyas son estas palabras: No hablemos más por separado de literatura latinoamericana y de literatura española. Sino simplemente de literatura en lengua castellana".
A Gabo le gustaba la música vallenata, de la cual disfrutaba en parrandas memorables siempre que volvía a Colombia. A donde no le gustó mucho volver fue a Aracataca, su pueblo. Quizá por las nostalgias que le provocaban los recuerdos de su infancia.
Siempre tuvo también un lugar especial para su país, aunque gran parte de su vida la pasó en México.
"En estos días he estado pensando una cosa, yo quisiera que Colombia fuera el siguiente país: La Colombia que es hoy sin las cosas malas que tiene", decía en 1992.
Gabriel García Márquez fue un hombre de pocas entrevistas. En 2004 Gabo publicó su última obra, Memoria de mis putas tristes. Ya el peso de los años y enfermedades propias de su edad le impidieron seguir publicando novelas. Sin embargo son muchos sus escritos inéditos que guarda consigo su eterna compañera y cómplice, Mercedes Barcha, su esposa que lo acompañó siempre a todos los lugares del mundo que visitó. Que lo conoció en la carencia y en la gloria. Y que estuvo a su lado hasta el último de sus días como una protagonista más de sus novelas. Como la más fiel y amada de sus personajes.
El día que Gabo recibió el Premio Nobel de Literatura
En 1982 fue laureado con el prestigioso galardón. Allí pronunció un discurso memorable titulado "La soledad de América Latina", en el que denunciaba muchas de las injusticias de aquellos años
En su discurso, el genial escritor repasó las historias reales que en cierto modo explicaban la literatura de América. Enumeró acontecimientos que parecen increíbles: "El general Antonio López de Santana, que fue tres veces dictador de México, hizo enterrar con funerales magníficos la pierna derecha que había perdido en la llamada Guerra de los Pasteles".
En 1982, países de América Latina como Argentina, Chile, Uruguay y Brasil se encontraban bajo el control de gobiernos militares surgidos de golpes de Estado. El escritor enumeró, en su discurso, algunos de los hechos, en los que denunciaba la ausencia del mundo desarrollado.
"Los desaparecidos por motivos de la represión son casi los 120 mil, que es como si hoy no se supiera dónde están todos los habitantes de la ciudad de Upsala. Numerosas mujeres arrestadas encintas dieron a luz en cárceles argentinas, pero aún se ignora el paradero y la identidad de sus hijos, que fueron dados en adopción clandestina o internados en orfanatos por las autoridades militares", dijo en un discurso que no trascendió en aquel momento para la mayoría de los ciudadanos de los países que estaban bajo dictaduras militares.
"De Chile, país de tradiciones hospitalarias, han huido un millón de personas: el 10 por ciento de su población. El Uruguay, una nación minúscula de dos millones y medio de habitantes que se consideraba el país más civilizado del continente, ha perdido en el destierro a uno de cada cinco ciudadanos", ejemplificó en aquella ceremonia ante la nobleza de Europa.
En el siguiente video, se puede oír el discurso completo de "La soledad de América Latina".
Frases para recordar a Gabriel García Márquez
Gabo falleció este jueves a los 87 años en México. El legado del premio Nobel de Literatura va más allá de sus libros
- "Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez".
- "El cuerpo humano no está hecho para los años que uno podría vivir".
- "Es un triunfo en la vida que la memoria de los viejos se pierda para las cosas que no son esenciales".
- "A mí me hubiera gustado morirme por mi cuenta, pero si mi destino era ése, yo tenía que asumirlo".
- "No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad".
- "El deber revolucionario de un escritor es escribir bien".
- "Ofrecer amistad al que busca amor es dar pan al que se muere de sed".
- "Para los europeos, América del Sur es un hombre de bigotes, con una guitarra y con un revólver".
- "La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado".
- "Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y la jota y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde dice lágrima ni confundirá revolver con revólver. Y que de nuestra be de burro y nuestra ve de vaca, que los abuelos españoles nos trajeron como si fueran dos y siempre sobra una".
- "Uno no es de ninguna parte mientras no tenga un muerto bajo la tierra".
- "El deber de los escritores no es conservar el lenguaje, sino abrirle camino en la historia. Los gramáticos revientan de ira con nuestros desatinos, pero los del siglo siguiente los recogen como genialidades de la lengua. De modo que tranquilos todos: no hay pleito. Nos vemos en el tercer milenio".
- "El matrimonio, como la vida entera, es algo terriblemente difícil que hay que volver a empezar desde el principio todos los días, y todos los días de nuestra vida. El esfuerzo es constante, e inclusive agotador muchas veces, pero vale la pena. Un personaje de alguna novela mía lo dice de un modo más crudo: 'También el amor se aprende'".
- "Yo creo que todavía no es demasiado tarde para construir una utopía que nos permita compartir la tierra".
- "No llores porque ya se terminó... sonríe porque sucedió".
- "Un hombre solo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo cuando ha de ayudarle a levantarse".
- "El éxito no se lo deseo a nadie. Le sucede a uno lo que a los alpinistas, que se matan por llegar a la cumbre y cuando llegan, ¿qué hacen? Bajar, o tratar de bajar discretamente, con la mayor dignidad posible".
- "Basta abrir los periódicos para saber que entre nosotros cosas extraordinarias ocurren todos los días".
- "Quizá Dios quiera que conozcas mucha gente equivocada antes de que conozcas a la persona adecuada, para que cuando a fin la conozcas, sepas estar agradecido".
- "La vida no es lo que uno vivió, sino que lo que recuerda, y cómo la recuerda para contarla".
Cuando Gabo me pedía una flor amarilla
LA PERIODISTA KELLY VELÁSQUEZ NARRA SU EXPERIENCIA TRABAJANDO JUNTO AL GABO
Kelly Velásquez, AFP
Acababa de cumplir 19 años, parecía una hippie de buena familia y la mítica Universidad Nacional de Colombia, donde estudiaba, había sido cerrada por dos años por razones políticas tras una ola de manifestaciones, dejándome de repente perdida en el mundo de los adultos.
Como el comején de la política en la década del 70 devoraba nuestras vidas, terminé por esas casualidades de la sociedad bogotana trabajando para la revista de izquierda Alternativa, pocos meses después de que la fundara Gabriel García Márquez en 1975, con un pequeño pero prestigioso grupo de periodistas: Enrique Santos Calderón, Antonio Caballero, Jorge Restrepo, Hernando Corral.
Semejante aventura, para una chica joven, única mujer del grupo, con el cargo además de secretaria de Redacción, probablemente gracias a mi propia ingenuidad: tenía la convicción de que estaba allí porque representaba al movimiento estudiantil en la publicación más difundida de la izquierda colombiana, que formó a una generación entera en la defensa de los derechos humanos, de los presos políticos, de los indígenas, contra las torturas y atrocidades de las dictaduras y los militares en América Latina.
Gabo, como lo llamábamos todos, ya había escrito "Cien años de Soledad" y era considerado uno de los escritores más importantes del continente. Vivía en México, pero como en sus novelas sabía como por magia todo de todos. Aunque probablemente lo que más le gustaba eran "los enredos de amor" o mejor, como él mismo decía, "las historias de amores contrariados".
García Márquez compartía con todos el "espíritu de Alternativa", cuyas reuniones de redacción eran verdaderos debates políticos libres y abiertos, que llegaron a generar divisiones internas. Participaban en ellos los colaboradores y columnistas, crema y nata de la intelectualidad colombiana.
Para Alternativa, Gabo escribió crónicas sobre Cuba y Angola, hizo entrevistas a montoneros, sandinistas y a Felipe González: aún recuerdo la dificultad que tuve para transcribir horas y horas de conversación con el entonces emblema del socialismo español.
Las divisiones, el dogmatismo, el nacimiento de una guerrilla "socialdemócrata", la toma de la embajada dominicana por parte del M19, la represión cada vez mayor, fueron desgastando la vitalidad de la publicación, pese a vendía 30.000 ejemplares. Pero no contaba con publicidad, y Gabo se veía obligado a inyectar cada vez más dinero.
El día que cumplió 50 años, le dedicamos una edición especial, ilustrada con una caricatura del genial Caballero, mientras todos y cada uno brindamos con él personalmente al teléfono.
Cuando la revista cerró en 1980, ahogada por sus deudas y después de que García Márquez anunciara que cortaba los fondos, me llamó separadamente:
"Ajá Kelly, qué quieres que haga por ti. Dime y yo lo hago". No supe responder.
Le dije que me gustaría trabajar en Roma porque me había enamorado de un italiano.
"Muy fácil, llamo a mi amiga Rossana Rossanda y trabajas para Il Manifesto, te vas a sentir como en Alternativa", respondió.
"Gabo, es que me enamoré de un periodista del Manifesto".
A Roma vino muchas veces, solía llamarme para acompañarlo a las invitaciones a los restaurante de Trastevere con sus amigos: Francesco Rosi, Fernando Birri, el poeta Rafael Alberti...
En una ocasión me colé en una fiesta, haciéndome pasar por Irene Papas, y hasta me propuso que interpretara a la Cándida Eréndira, personaje de una de sus novelas.
Cuando Plinio Apuleyo Mendoza, su "amigo oficial", ocupaba el cargo de embajador de Colombia en Italia, a finales de los 80; fui tal vez la única testigo de la pacificación entre ambos tras años de distanciamiento.
Cada vez que llegaba a Colombia o a Italia, pedía con discreción que le pusieran una rosa amarilla en el escritorio, una flor y un color que le traían buena suerte. Las mismas que lo acompañan ahora en sus crónicas desde la eternidad.
* Kelly Velásquez es una periodista colombiana. Trabaja desde 1997 en el Servicio español de la AFP, como corresponsal en Roma.
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