Ocurre
cada cierto tiempo. Casi de la nada aparece un servicio de mensajería
que promete ser mejor que los otros y está llamado a destronar al
todopoderoso WhatsApp. Hace dos años fue Line, hace uno Telegram y esta mañana entraba en escena Wire,
un servicio que supuestamente reúne lo mejor de las aplicaciones de
mensajería con lo mejor de las llamadas de voz de Skype, todo
empaquetado en una interfaz bonita y agradable.
Picados por
la curiosidad, bajamos Wire y aprovechamos para trastear un poco con su
primera versión. Por el momento todo lo que puede hacerse con ella es
el resultado de esa unión entre un servicio de llamadas y una aplicación
de mensajería tradicional. Podemos enviar texto e imágenes y al mismo
tiempo realizar llamadas VoIP que en nuestras pruebas han dado como
resultado un sonido claro y estable, incluso con conexión móvil.
Son
notorias las ausencias, eso sí, para enviar adjuntos más allá de
imágenes: no podemos enviar nuestra ubicación, compartir contactos o
grabar notas de voz, algo que en sus rivales más directos, WhatsApp y
Telegram, viene por defecto. En el apartado de envío de imágenes, un bonus point: soporta GIFs, un pequeño detalle que otras aplicaciones suelen tardar meses en incorporar.
El registro
se realiza mediante una dirección de email común, y no con el número de
teléfono. Aunque tiene sus ventajas y se acerca más al modelo que
tiene, por ejemplo, Skype, personalmente me parece un paso atrás. La
mayoría de aplicaciones de mensajería pasan hoy, casi irremediablemente,
por el móvil y configurar una cuenta con el número de teléfono es mil
veces más sencillo que enviar un mail, verificarlo y luego entrar a la
app. Como problema añadido, para que la aplicación encuentre a contactos
que ya la tienen instalada escanea la agenda en busca de dirección de
email, y no de número de teléfonos, lo que reduce las posibilidades de
éxito.
La versión
para OS X, la única que hay en escritorio por el momento, es bastante
aceptable y tiene más o menos las mismas funcionalidades que la del
móvil. Próximamente llegará al navegador, sin que haya noticias de una
para Windows, por el momento. Dos pequeños detalles extra: Wire recupera
el clásico "Ping" de BlackBerry Messenger, una manera rápida de mandar
una notificación al destinatario sin que haya que escribir nada. Por
otro lado, mediante una barra deslizante, permite establecer un color
asociado a nuestro perfil. Ese color es el que se utiliza en la interfaz
de nuestras convesaciones y además el que pueden ver nuestros
contactos. Nada espectacular, pero sí curioso.
Sobre
la seguridad, Wire ofrece cifrado punto a punto tanto, tanto para
llamadas como para mensajes. Esto implica que ni aunque la propia Wire
quisiese podría leer tus mensajes a petición de, por ejemplo, una
organización gubernamental o la NSA. Sólo como dato, WhatsApp incorporó
esta función, después de años, hace menos de un mes.
Wire es un
buen intento de aproximarse al complejo mercado de la mensajería
instantánea y lo hace con varios aciertos: especialmente una interfaz
clara y despejada y unas llamadas de voz disponibles desde el día 1 que
funcionan razonablemente bien. Pero peca de lo mismo que otros tantos
antes: no se diferencia lo suficiente. No hay nada nuevo, excitante o
intrigante que me incite a usar Wire más allá de las pruebas iniciales.
En el caso de Line eran los Stickers, en el caso de Snapchat la
autodestrucción de mensajes y en el caso de Telegram una versión de
escritorio espectacular. Medir el éxito de una aplicación siempre es
complejo, pero viendo cómo otros rivales mucho mejor preparados han
fracasado, es probable que en unos meses Wire no sea más que un tibio
recuerdo.
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