No,
esta vez no podemos decir aquello de que ningún dron ha sido dañado
durante la realización de este vídeo. Dos de los aparatos nunca
volvieron de su viaje al cráter Marum, en la pequeña isla de Vanuatu. Otros tantos sufrieron serios daños. Su sacrificio será de gran ayuda a la ciencia.
El realizador Sam Cossman, de National Geographic,
utilizó los drones para filmar el cráter Marum, de 12 kilómetros de
anchura en su parte más amplia. El sacrificio de los drones no era por
simple deporte, sino para crear un modelo 3D avanzado de la caldera con
el que los científicos puedan estudiar mejor la formación y evolución de
esta montaña de fuego.
El Marum es
un volcán especialmente peligroso, con temperaturas de hasta 500 grados
en las inmediaciones de la lava y abundantes emanaciones de gases
tóxicos. De hecho, es uno de los siete lagos de lava permanentes que hay
en el mundo. El trabajo de Cossman y su equipo hace que sacrificar los
drones por la ciencia tenga, al menos, cierto sentido. [vía National Geographic]
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