Cuatro años después del gran terremoto y posterior tsunami que asoló la costa oriental de Japón,
dejando más de de 18.500 fallecidos y desaparecidos, el plan de
construir un enorme muro de cemento para proteger de nuevos tsunamis
sigue adelante. Sin embargo, su coste económico y medioambiental ha
dividido a la población.
La agencia
Associated Press se ha desplazado a varias poblaciones
en el noreste de Japón en donde se sigue construyendo el gigantesco
muro. Y la situación no es ideal: en muchos lugares, como en
Rikuzentakata, en la prefectura de Iwate,
el muro no solo sigue en plena construcción, sino que muchos vecinos se
oponen radicalmente al proyecto por el enorme coste que supone, el
impacto medioambiental y, peor, por asegurar que en realidad no serviría
de mucho si se produce otro gran tsunami como el de 2011.
Trabajos de construcción del muro a comienzos de este mes en la población de Rikuzentakata, prefectura de Iwate. Foto: AP
El plan de construir un muro de cemento en buena parte de la costa
noreste de Japón lo anunció el gobierno solo meses después del gran
terremoto del 11 de marzo de 2011. Su coste es masivo: 6.800 millones de
dólares. Se trata de un muro de 400 kilómetros en diferentes zonas de
la costa en las que, en algunos puntos, llega a alcanzar más de 12
metros de altura. Para muchos ciudadanos, políticos y empresarios
locales, el muro es un mal necesario que, además, está generando empleo
en su construcción. Para otros tantos, es una monstruosidad de un
incalculable impacto medioambiental. Y, además, inútil: oficiales japoneses han reconocido que no está diseñado para soportar un terremoto como el ocurrido en 2011, de magnitud 9, el mayor en la historia del país.
Trabajos de construcción del muro a comienzos de este mes en la población de Rikuzentakata, prefectura de Iwate. Foto: AP
Curiosamente, una de las personas que más claramente se ha opuesto al plan de finalizar la construcción del muro es Akie Abe, la mujer del primer ministro japonés Shinzo Abe
quien justo impulsó el plan. En poblaciones como Iwanuma, una de las
más afectadas por el tsunami, habían construido un muro de 7,2 metros de
altura años antes del terremoto del 2011, pero no sirvió de mucho. "
No necesitamos que el muro sea más alto. Necesitamos que se pueda evacuar a todo el mundo", explica a AP el ex-alcalde de la ciudad, Tsuneaki Iguchi.
Trabajos de construcción del muro a comienzos de este mes en la población de Rikuzentakata, prefectura de Iwate. Foto: AP
La oposición a finalizar la construcción del muro en la costa japonesa es tal que han surgido planes alternativos, como el "Gran muro de árboles",
que aboga por construir bosques con árboles y vegetación, que frenaría
la potencia devastadora de un nuevo posible tsunami. Esto, junto a
planes de evacuación y prevención, serían una solución más deseable,
aseguran sus defensores.
De momento no hay acuerdo. La realidad es que la
construcción del muro continúa en gran parte de la costa noreste,
cambiando para siempre el paisaje y las vidas de sus habitantes.
Muro y colina de 7,2 metros de altura construido en Iwanuma, prefectura de Miyagi. Foto: AP
Un niño
y su madre suben el muro y colina de Muro y colina de 11 metros de
altura construido en Iwanuma, prefectura de Miyagi. Foto: AP
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