Los
colibrís son una de las aves más curiosas y atractivas en el mundo, no
solo porque tienen un aspecto bastante llamativo y colorido, sino por la
forma en la que vuelan y se mantienen muy quietos mientras toman el
néctar de las flores. ¿Pero cómo logran mantenerse quietos al volar?
Un grupo de
científicos e investigadores ha querido comprobar cómo hacen estas
pequeñas aves para volar de esa forma tan peculiar, manteniéndose
quietos e incluso volando hacia atrás, y en condiciones climáticas
turbias. Nada les impide tomar su polen.
El hecho es que todo se basa en la forma en la que mueven las alas. Usando un túnel de viento y cámaras para grabar en cámara lenta
(a 1.000 fps), comprobaron que los colibrís en realidad mueven sus alas
en patrones que dibujan una especie de número ocho (8), y no de la
forma tradicional en la que aletean todo el resto de aves en el mundo.
Esto genera empuje tanto al mover las alas hacia arriba como hacia
abajo, lo que logra que estén casi perfectamente estables en el aire.
Pero si hay fuertes vientos, el colibrí utiliza además el cuerpo para
equilibrarse en pleno vuelo.
Los
investigadores soltaron un colibrí en un túnel con vientos de más de 30
km/h y comprobaron que el pájaro no solo utiliza su peculiar movimiento
de alas, también mueve el cuerpo en la dirección del viento para lograr
estabilidad. Junto con los movimientos de las alas y la cola, el
resultado es una máquina aerodinámica perfecta capaz de extraer néctar
incluso con fuertes vientos y lluvia. Puedes ver todo el proceso en el
vídeo del experimento grabado debajo.
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